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Los grandes desfiles militares de la era soviética vuelven a la Plaza Roja

Con ocasión del 9 de mayo, aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Rusia -la «Gran Guerra Patriótica» de Stalin-, miles de soldados desfilarán como cada año hoy por la Plaza Roja. Pero esta vez lo harán junto a carros de combate y material pesado. Como en tiempos de la URSS, descenderán de la célebre Avenida Tverskaia antes de entrar en la Plaza Roja. Cerrarán el desfile las últimas versiones de los enormes misiles estratégicos Topol-M.

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Delphine THUVENOT | MOSCÚ

Estarán presentes el presidente, Dimitri Medvedev, y su predecesor y primer ministro, Vladimir Putin, aunque el Kremlin no ha confirmado si asistirán, como los dirigentes de la URSS, desde el Mausoleo de Lenin.

Desde 1990, año en el que tuvo lugar el último gran desfile en vísperas del hundimiento de la URSS, la página parecía cerrada. Hasta tal punto que en 1996 fue reconstruida la Puerta de la Resurrección, que obstruye una de las vías de acceso a la Plaza.

El finado Boris Yeltsin reeditó simbólicamente el desfile en 1995, en el cincuenta aniversario de la victoria soviética sobre los nazis, pero sin desfile de carros. Desde entonces, el acento se había puesto en el aspecto histórico de la conmemoración, en especial en el homenaje a los antiguos combatientes.

Diez años después, en 2005, una sesentena de jefes de Estado fueron invitados a ver desfilar a 10.000 soldados en uniforme de la época y veteranos.

En verano del año pasado, Putin ordenó el retorno a los desfiles de la era soviética. Desde su llegada al poder en 1999, Rusia aspira a volver a su condición de gran potencia y trata de frenar a la OTAN cerca de sus fronteras.

Los bombarderos estratégicos rusos han reanudado sus vuelos, interrumpidos unilateralmente desde la caída de la URSS. La crisis con Georgia -incluido el refuerzo de las tropas rusas en Abjasia- es un capítulo más de este gran pulso con la Alianza (militar) Atlántica.

Potencial real

Pocos se atreven a negar que el Ejército ruso ha recuperado el pulso tras los años noventa, cuando varios miles de combatientes chechenos desprovistos de armamento pesado -pero apoyados, eso sí, por una población defensora de su soberanía-, hicieron morder el polvo y humillaron a los vestigios del en su día potente Ejército Rojo.

Putin venció a los chechenos, aunque fuera a costa de una campaña de bombardeos que convirtió a la capital, Grozni, en la Gernika o la Dresde del nuevo milenio recién inaugurado.

No obstante, el actual Ejército ruso adolece aún de graves problemas estructurales.

El presupuesto militar ha aumentado un 16%, alcanzando los 956.000 millones de rublos (40.000 millones de dólares), menos de una décima parte del que ultima para este año EEUU (515.000 milllones de dólares).

El Ejército ruso está formado preferentemente por reclutas de reemplazo muy jóvenes. El adjunto del jefe del Estado Mayor, Vassili Smirnov, reconoce que uno de cada tres es síquicamente no apto para combatir y uno de cada dos cuenta con un bagaje intelectual bajo. Un Ejército profesional es para muchos la solución, pero todos los intentos desde el final de la URSS han fracasado, sobre todo por la resistencia de una jerarquía militar sobredimensionada y a menudo corrupta.

En el ámbito de la tecnología militar, «el foso con EEUU no hace más que agrandarse», asegura Alexandre Golts, experto militar ruso, que añade que «nos desvivimos por tener el mismo número de misiles, pero el problema va más allá. La revolución en el sector militar de los últimos años va de la mano de las tecnologías de la información y nuestro retraso es enorme».

Vitali Chlylkov, consejero de del Ministerio de Defensa, reconoce las dificultades, pero añade que «todo esto no son más que problemas de crecimiento que serán subsanados, porque tenemos dinero de las remesas del petróleo y el gas».

Sí ha habido dinero para renovar los uniformes del Ejército y sustituir los «de aire extranjero» de los noventa. Miles de soldados estrenarán hoy esta nueva indumentaria.

Los forros dorados de los oficiales retrotraen al Ejército zarista aunque los cascos recuerdan a los del Ejército Rojo en 1945, al igual que el gris de los trajes el manto soviético. El águila bicéfala, símbolo de la nueva Rusia, tiene su lugar en los nuevos uniformes. Eso sí, las botas de más de un kilogramo de peso cada una, vigentes desde tiempos de Iván El Terrible, han sido desterradas. Rusia reemplazó el uniforme soviético en los noventa por uno que, a ojos de muchos oficiales, imitaba al de las «repúblicas bananeras» latinoamericanas.

El nuevo cambio no es del gusto de todos. «Nos faltan aviones y tanques y sacamos un nuevo uniforme», señala el escritor panruso Alexandre Prokhanov. «Habría bastado con retomar los uniformes con los que el Ejército Rojo venció a los nazis en 1945. Con sus uniformes de campaña, los soldados soviéticos eran como ángeles», concluye emocionado.

Auge de las escuelas de cadetes

Perdido en su amplio uniforme caqui, Nikita Dobine se toma muy en serio su turno de guardia en la entrada de su escuela. «De mayor quiero ser oficial del FSB», asegura. Con 13 años de edad, Nikita cumple su tercer curso en la escuela de cadetes número 1 de Moscú, una institución de la época zarista que vive muy buenos tiempos, y que cuenta con más de 100 centros de este tipo frente a la treintena de finales de los noventa.

La falta de medios se hace notar. Sólo una minoría de los 210 alumnos pueden dormir en el centro por falta de locales suficientes. Muchos, como Nikita, que vive solo con su madre, provienen de familias pobres, monoparentales o numerosas. Tienen prioridad los hijos de oficiales. «Rusia necesita gente dispuesta a servir a su patria», explica el director de la escuela, Vladimir Kirsanov, con su uniforme de antiguo oficial en su despacho, presidido por un retrado de Putin y varios iconos. Más prosaícos, algunos alumnos destacan la gratuidad de una enseñanza de calidad y el hecho de que se come bien y cuatro veces al día.

Y, aunque el centro, fundado en 1997, se vanagloria de que ha educado a futuros oficiales y paracaidistas, Kirsanov señala que, contrariamente a las escuelas militares clásicas, aquí rige el mismo programa que en los centros civiles.

El creciente interés por este tipo de centros contrasta con la mala reputación del Ejército en la sociedad rusa.

Putin decidió a finales de abril abrir estas academias a las niñas. Sólo en Moscú, que cuenta con 12 escuelas de este tipo, el Ayuntamiento prevé abrir otros tres en 2009. «Hay una gran demanda por parte de los padres», confirma Alexandre Gavrilov, portavoz del Ayuntamiento moscovita.

expulsión

Dos agregados militares de EEUU han recibido orden de abandonar Rusia inmediatamente. EEUU expulsó a dos agregados militares rusos a finales de abril.

Georgia

Rusia amenazó con incrementar aún más su contingente en Abjasia. Tbilissi desmintió que las milicias abjasas hayan abatido un nuevo avión espía georgiano.

kazajistán y CHINA

Medvedev viajará a mediados de mayo a Kazajistán y a China en el marco de sus primeras visitas oficiales. En junio se le espera en Berlín.

Putin se estrena como primer ministro con propuestas para bajar los impuestos

Menos de 24 horas fuera del Kremlin, Vladimir Putin fue elegido ayer primer ministro por una Duma absolutamente domesticada -sólo los comunistas votaron en contra y denunciaron el déficit democrático-.

En un gesto de alta cargas simbólica, el nuevo presidente, Dimitri Medvedev, acudió en el mismo coche con Putin a la Duma, donde presentó formalmente su candidatura.

«En tanto que jefe del Gobierno, Vladimir Putin jugará un papel central en la realización de los objetivos inscritos en la estrategia de desarrollo de Rusia de aquí a 2020», destacó Medvedev, en referencia al plan que el ex presidente le dejó como herencia antes de abandonar el Kremlin,

«Nuestro tándem, nuestra colaboración no hará más que reforzarse», añadió Medvedev.

En un discurso de 45 minutos de duración en el que se estrenó en el nuevo cargo, Putin se concentró en los males del país, en primer lugar las debilidades económicas y sociales de Rusia, y prometió varios proyectos de ley antes de fin de año para mejorar la situación de sus compatriotas.

La principal innovación afectará a la fiscalidad. Putin hizo suya una reciente propuesta del ministro de Finanzas, Alexei Kudrine, de aligerar los impuestos sobre las compañías petrolíferas. «Ha llegado el momento de tomar esta decisión para estimular el incremento en la extracción y en el refinado de petróleo», aseguró, para recordar que actualmente los beneficios petroleros soportan un impuesto del 80%.

De cara a satisfacer las exigencias del sector petrolífero, el nuevo primer ministro ha decidido pasar por encima de las objecciones presentadas por la ministra de Desarrollo Económico, Elvira Nabiullina.

Putin avanzó que los impuestos podrían asimismo bajar para otras categorías de actores económicos, así como para los particulares y anunció un «debate serio» sobre una eventual rebaja del IVA.

Otro mensaje clave de su discurso giró en torno a los precios. Putin se marcó como objetivo reducir la inflación por debajo del 10% en un año- En 2007 alcanzó el 12% y es una gran preocupación de los rusos.

Ya en el ámbito más general, Putin se comprometió a hacer más fácil la vida de los rusos y se marcó como objetivo, en diez o quince años, equiparar su nivel de vida al de los países más industrializados, mejorando su acceso a la educación, a la salud y a la vivienda y haciendo frente a la corrupción y a la burocracia. En la misma línea, el nuevo primer ministro se comprometió a convertir a Rusia en «uno de los principales centros financieros del mundo». La anunciada mejora del clima empresarial conducirá «a la emergencia de muchas actividades grises y a la implicación de grupos privados en el desarrollo infraestructural del país . GARA

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