Ramón SOLA

El protagonista del debate sobre la reforma de la Ley del Vascuence no estaba en la tribuna esta vez, sino que era un escaño vacío. El único vacío, además. Como si quisieran hacer más evidente el traspiés, todos los parlamentarios restantes acudieron a la sesión plenaria de ayer, lo que hizo más clamoroso el resultado final: 25 votos a favor y 24 en contra. A la propuesta de retoque legal para pasar cinco localidades de Iruñerria desde la «zona no vascófona» a la «mixta» le faltaba un voto para la mayoría absoluta requerida: el de Txentxo Jiménez, parlamentario de Nafarroa Bai y coordinador de Aralar en el herrialde, que se encuentra de vacaciones en el Himalaya.

Técnicamente, la cuestión no parece tan grave si se tiene en cuenta que la modificación era muy leve y que la propuesta podrá retomarse en un futuro quizás próximo. Pero políticamente se perfila como otra losa para las aspiraciones de crecimiento de Nafarroa Bai. No hay más que asomarse a cualquier foro de internet para apreciar el cabreo de las bases, que no se explican cómo Jiménez eligió precisamente esta época para sus vacaciones cuando el Parlamento cierra nada menos que tres meses (enero, julio y agosto). Uno de ellos se pregunta «si la `poliétika' era esto», en alusión a uno de sus eslóganes de campaña. Otro hace chistes rebautizando a Jiménez como el sherpa Chen Cho. Ni en los medios más cercanos se evitó hacer sangre de la cuestión: humoristas de Radio Euskadi emitieron un sketch en el que repescaban al cómico español Pepe Isbert gritando angustiado «¿Dónde está Chencho?» en un película antigua.

«Estar donde se decide»

Pero sobra decir que en la coalición ha hecho muy poca gracia el asunto. Aralar ya pidió disculpas el martes. Maiorga Ramírez lo repitió ayer en nombre de todo Nafarroa Bai, desde la tribuna parlamentaria. Pero el dirigente de EA lanzó también una frase que sonaba a indirecta, casi revancha, por el reciente escándalo de la CAN: «Los parlamentarios tenemos el derecho y el deber de estar en cada lugar en que se decida». Y es que Jiménez fue uno de los que más zarandeó verbalmente a Ramírez, que terminó renunciando a la vocalía del Consejo de Dirección de la Caja pese a mostrarse convencido de que NaBai no podía dejar de lado cargo alguno.

El resto de intervinientes en el debate fueron benévolos con lo que Ramírez llamó «error», salvo Miguel Sanz, que desde los pasillos tildó la ausencia de «frivolidad». Su compañero de UPN Carlos García Adanero añadió que no cabía culparles por no haber pospuesto el debate, ya que ayer mismo también el propio Sanz debió dejar el pleno para acudir a Madrid, al funeral por Leopoldo Calvo-Sotelo.

Desde IUN, Ion Erro trajo una buena noticia para la coalición. «He consultado a los servicios jurídicos y no es necesario esperar al siguiente periodo de sesiones para volver a votar la propuesta. Ya la hemos registrado». Esta formación, impulsora de la iniciativa, espera incluso que UPN y CDN le den entonces el visto bueno, aunque sus portavoces dejaron claro ayer que no se moverán. Desde fuera de la Cámara, la izquierda abertzale expresó otra demanda en sentido contrario: «Para que el euskara se coloque en una situación positiva en Nafarroa es necesaria una nueva política lingüística que le dé prioridad al euskara. Desde la situación actual es imposible desarrollarla. El Amejoramiento pone las bases para la discriminación. Es necesario un cambio político».