Las razones las tienen los programadores de las cadenas en sus libros secretos, en sus guías e inspiraciones provocadas por el análisis de las audiencias, y elaboran sus parrillas, supuestamente, después de mucho pensarlo y han decidido que los jueves existen unas masas críticas que están pendientes de las series de producción propia con aires costumbristas y se supone con rasgos humorísticos. Pero a nosotros, los que vivimos al otro lado de la decisión, nos lanzan a la ausencia, a la huida de las generalistas, a recorrer nuestras plataformas para respirar y apartarse de lo casi igual, o muy parecido.

Pero si por un casual, se hace un paseo por las cadenas y sus series, la sensación es bastante desesperante. Aleatoriamente empecemos por Tele 5, que sigue con ese producto tan rentable en Sofres, pero tan insufrible para ciertas sensibilidades que es «Escenas de matrimonio», y el jueves, le sigue «La que se avecina», o sea, más de lo mismo. Pero es que en la contraprogramación de Antena 3, nos han puesto a una derivación absolutamente insostenible de «El síndrome de Ulises», al que han reforzado con guiones de sainete y actores que solamente son capaces de hacer una parodia, de su propia parodia. En Cuatro, han vuelto las cuitas de unos jóvenes profesionales que hablan de sexo, y la verdad sea dicha, su sexo no nos pone. Intentamos que nos interese, vemos que hay buenos actores y actrices, que las situaciones no son malas, pero en su conjunto, nos deja fríos. Y eso es mal asunto.

El jueves pasado, al igual que Tele5 en ETB-2 se hizo doblete, es decir colocó de entremés de «Vaya semanita», una versión de la misma, más costumbrista, es decir a Juanjo, con cuatro amigos y conocidos haciendo gracias y dibujando mentiras y medias mentiras en forma de preguntas pactadas y respuestas memorizadas. Eso sí, no tiene imitador que lo imite también como el propio imitador de un lehendakari. Después el espacio humorístico demostró que sigue igual que siempre, a nuestro entender, perdiendo fuelle. Así pasamos la noche del jueves, buscando desesperadamente la llegada del viernes, que televisivamente es peor, pero que está antes del sábado, es decir, hoy.