GARA > Idatzia > De reojo

Raimundo Fitero

Coslada

Si alguien quiere entender a Silvio Berlusconi debe repasar la serie de películas de «El Padrino». En su conjunto forman la única historia universal del poder que se acerca a la realidad. Y desde esas películas solamente han cambiado los modelos de los relojes, los regímenes alimentarios de los protagonistas y la proliferación de clínicas promocionadas para implantar cabellos y reducir perímetros. Bueno, a mi entender existen otras variantes más desesperanzadoras. Los medios de comunicación, quienes ejercen el periodismo espectáculo, la misma sociedad y los políticos son más sensibles a la comprensión de todo aquello que no tiene nada que ver con los conceptos democráticos. Vivimos en una nueva Edad Media pero con ipod. Tanto es así que hasta es noticia que el Papa Benedicto mande mensajes de texto con su teléfono. Y lo hace en latín.

Lo que está sucediendo en el terreno de la judicatura y la política es absolutamente demencial. Lo que no se gana en las urnas, lo resuelven Garzón o Grande Marlasca, y otros tantos que esperan la fama y las gratificaciones millonarias, en aplausos mediáticos, que nadie piense mal. Lo tenía claro Don Corleone. Lo tienen claro los estrategas de Sabin Etxea, los que deciden mirar para otro lado, practicar el cinismo doloso. Por eso, el que ahora nos coloquen los focos en Coslada, en la supuesta mafia policial, en los abusos de los municipales es una manera de recobrar un poco la dignidad o la duda. ¿Por qué ahora sí, y antes no? ¿A quién han dejado de pagar los policías? ¿Quién ha sido el despechado? ¿Sabían que el jefe de policía, el capo, era periodista y le gustaba salir en televisión más que a Bono?

Yo diría que estamos ante un primer capítulo, al que seguirán otros más, en donde no hay que olvidarnos de la posibilidad de la violencia preventiva o vengativa. Y aunque suene a oportunismo, yo diría que esto de Coslada no es excepcional, para mí es la práctica habitual, con mayor o menor graduación, una manera de entender el ejercicio del poder, la prueba de la corrupción de la sociedad que llaman democrática, pero que día a día se nos demuestra que no pasa la prueba del algodón.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo