«Sultanes», que en el mercado latinoamericano se ha titulado como «Sultanes del Sur», es un thriller con una clara y decidida vocación internacional. El realizador mexicano Alejandro Lozano vuelve a colaborar con el guionista y actor gringo Tony Dalton, después de una primera toma de contacto con «Matando cabos». En la coproducción ha entrado también una compañía del Estado español, que asegura la presencia estelar del catalán Jordi Mollà, actor que rueda mucho en el exterior pero de una forma una tanto errática e irregular.

Para acabar de dotar de cosmopolitismo a la cinta, la mayor parte de la acción transcurre en localizaciones argentinas. No es ningún capricho, sino una exigencia del guión, que plantea el desconcierto de una banda de atracadores mexicanos en un país extraño que no conocen.

El arranque de la historia es muy espectacular, a medio camino entre las lujosas películas de Hollywood sobre grandes robos y el estilo agresivo de Quentin Tarantino o Guy Ritchie. Después, la narración se desliza por otros derroteros, a medida de que el plan inicial sale mal y degenera en un peligroso estado de confusión.

El problema surge del cambio de dólares norteamericanos del botín a pesos argentinos, transacción en medio de la cual los ladrones descubren que han sido traicionados. La unidad del grupo se ve pronto resquebrajada, al tiempo que se disparan las sospechas y la violencia interna se desata.