...y diente por diente
«Sentencia de muerte»
Vuelve a las carteleras el cine de venganza violenta sobre justicieros urbanos que se toman el «ojo por ojo» al pie de la letra, con su inconfundible tufillo fascistoide.
M.I. | DONOSTIA
Neil Jordan dio un decepcionante paso atrás en su carrera al aceptar dirigir «La extraña que hay en ti», que suponía una nueva intentona por parte de los grandes estudios de volver a los argumentos de justicieros vengativos. El público actual no ha recibido bien la vuelta a una temática tan asociada a las estrategias políticas de la extrema derecha para explotar la inseguridad ciudadana, por lo que «Sentencia de muerte» tampoco va a triunfar en la taquilla, y es de suponer que todo quedará en un pasajero revivalismo. La película de James Wan, iniciador de la saga sádica «Saw», pone su sentido de la violencia gratuita al servicio de un espectáculo que, por más que lo disimule mediante un superficial lavado de conciencia, se ha quedado trasnochado. El cineasta de origen malayo ha recuperado la novela homónima de Brian Garfield, concebida en su momento como continuación de la setentera «Death Wish» (El justiciero de la ciudad), protagonizada por Charles Bronson. Pero aquella serie siguió por otros derroteros cada vez más fascistoides, con el consiguiente encasillamiento para el actor. Ahora toma el relevo un Kevin Bacon menos animal, con su puntito de duda o de lógico remordimiento.