Los productores de remakes consiguen engañar a las nuevas generaciones, haciéndoles creer que determinados títulos de género son películas de culto, cuando lo cierto es que siempre fueron tratadas como la basura que eran. Más allá de lo anecdótico de ver gritar a Jamie Lee Curtis, que lo hacía muy bien, la cinta de terror ochentera «Prom Night» no merece ser recordada por nada. La nueva versión ya ha hecho más dinero en un fin de semana de lo que la antigua lleva recaudados en sus casi treinta años de existencia, así que no cabe duda de que tan tramposa fórmula comercial funciona. El terror juvenil sigue vivo en la taquilla, aunque argumentos como el de «Una noche para morir» sean más de lo mismo. Todo el mundo sabe que el psicópata asesino va a volver para la fiesta de graduación de la prota, y que sus compañeros irán cayendo uno a uno.