Surf
Amarga pesadilla en el paraíso, allí donde termina la carretera
Tahití es la isla más grande de la Polinesia francesa. Una de esas maravillosas colonias que nuestros vecinos del norte poseen en los mares del sur y que se rodea de otras perlas de la naturaleza y del turismo más codiciado y exclusivo, como pueden ser Bora Bora, Moorea...
Juan Pedro SANSINENEA
Se cree que fue ocupada por las tribus polinesias entre los siglos IV y IX. Un navío español la avistó por primera vez en 1606, pero no le dio mayor importancia y no intentó su colonización. Un siglo y pocos años más tarde, en 1767, un capitán inglés llamado Samuel Wallis decidió que una visita más consistente merecía la pena. Parada y fonda. Descubrimiento de recursos naturales generosos y buen rollito con los nativos, que lindaban con una inocencia perdida hace mucho en Europa, hicieron que la leyenda de la isla empezara a rular por el continente dominador.
Los franceses que no se despistan en estas cosas, se presentaron de la mano del explorador Louis Antoine de Bougainville, que circunnavegó la isla y escribió un libro en el que encumbró todos los atractivos del lugar y de sus gentes, colocándola en el mapa de los aventureros, artistas y filósofos más inquietos de la época.
Visitantes de relumbrón
Grandes estrellas de esa época -y de sucesivas- aumentaron el morbo. Jean Jacques Rousseau -filosofando sobre la bondad del hombre puro basándose en los nativos tahitianos-, el capitan Cook -que no podía dejar de pasar por la Ibiza del momento- y, finalmente, Paul Gauguin pintor puntero del impresionismo francés de finales del XIX, contribuyeron a apartar a los locales de su original paz e inocencia, poniéndoles en el mercado. Hoy día, los tahitianos son ciudadanos franceses que celebran el mismo día el Festival de la Cultura Polinésica y la toma de La Bastilla.
Y puestos a mantener el buen rollo entre impresionista y surrealista, han elegido un presidente de la Polinesia francesa llamado Oscar Temaru que es partidario de independizarse del Estado francés, mientras que se apunta que sólo un 20 % de la población está a favor de dicha idea. Cuando se juntan el glamour de ciertas islas y el de ciertas revoluciones -y la francesa es un gran ejemplo- pasan estas curiosidades.
Sirva este vasto preámbulo para meternos en harina de surf de alta competición y para analizar lo que ha ocurrido en el Billabong Pro de Teahupoo, tercera prueba puntuable del circuito del top mundial, el WCT. Hablando días antes con vascos desplazados hasta la isla para vivir in situ la reaparición del zarautztarra Aritz Aramburu, nos contaban cosas igual de idílicas que las que vieron los primeros europeos en llegar a Tahiti. Así Miguel Azpiroz -gerente de Olatu, fábrica de tablas Pukas-, no lamenta en absoluto los cinco días de espera sin olas, previos al comienzo del campeonato.
Cerdo relleno de frutas exóticas
Me explicó que Teahupoo significa en tahitiano «el final del camino» y que esta población es en efecto donde termina la carretera que comunica las diferentes poblaciones de Tahiti. Es más, se suele realizar un referéndum cada cierto tiempo para alargar la carretera y llevan ya varios con resultado negativo. Más allá de esa carretera fue invitado a una cena tradicional polinesia con un cerdo asado en el suelo enterrado en rescoldos y relleno de frutas exóticas del lugar, que como buen vasco -y de Aginaga- asegura que tardará en olvidar. Al final de la cena, las mujeres mayores tahitianas, ayudadas por la cultura de la metrópolis -buen vino de Burdeos- cantaban canciones a la luz de la hoguera. Vamos, como una escena de «Rebelión a bordo» con Marlon Brando y toda la cuadri.
No obstante, la prueba comenzó y con Aritz sin estar al 100%. El tobillo no le dejaba trabajar a tope los giros y las olas llegaban a los 2 metros a duras penas. Eso sí, 2 metros de Teahupoo. Anchos, huecos y con mala leche. Para resumir su actuación; directo a la repesca como último y eliminado en ésta. La WCT no entiende de tocados, recién llegados, o surfistas con gran futuro. La WCT es aquí, ahora y al 100%.
Para que os hagáis una idea, los cinco primeros del ranking mundial actual han caído antes de la tercera ronda. Sí, sí, el ocho veces campeón del mundo Kelly Slater, el actual poseedor del título Mick Fanning, Bede Durbridge, Taj Burrow y la revelación de estos ultimos años, Jeremy Flores. Todos a la calle a las primeras de cambio.
De los europeos sólo sobrevive el francés Micky Picon y la sorpresa está siendo el brasileño proveniente de los trials Bruno Santos, que ha tenido la poca elegancia de echar en segunda ronda a Mick Fanning y en tercera a Taj Burrow. Esto es lo que hace esta ola mágica. Aquí las distancias técnicas se acortan y priman más la sangre fría, la testosterona o la necesidad suicida de triunfar.
El 25 % del WCT ha concluido para Aritz penalizado por la mala suerte de la lesión y obligado a grandes resultados a partir de ahora, no sólo en el WCT sino también en el WQS, circuito del que tendrá que seguir todas las pruebas de 6 estrellas.
De la Polinesia francesa viaja a Tavarúa, en las islas Fidji -que tampoco están mal- donde se celebrará el Globe Pro del 24 de mayo al 6 de junio. A continuación, su primera incursión en el WQS en las Islas Maldivas como nueva oficina, en el WQS 6 estrellas Prime de Pasta Point.
Sabemos que el tobillo está cada vez mejor y que la lesión pronto estará olvidada. Mientras Aritz escucha triste las melancólicas notas del oukelele, mientras observa una inolvidable puesta de sol en Tahiti, sólo nos queda decirle: Aritz, eutsi gogor! (que nosotros estamos peor).