Tras el atentado mortal de Legutio
Adiós militar en la catedral y escasa protesta en la calle
La catedral nueva de Gasteiz, en el centro de la ciudad, acogió el primer funeral por el guardia civil Juan manuel Piñuel. Hubo muchas imágenes inéditas, según remarcaron medios madrileños: sus compañeros llevaron el féretro, sonó el himno español y se oyeron gritos como «nosotros cogeremos tu antorcha», todo ello ante el heredero de la Corona.
GARA
El féretro con los restos del agente Juan Manuel Piñuel, cubierto con la bandera española y el tricornio de la Guardia Civil, entró en la catedral nueva de Gasteiz a hombros de ocho de sus compañeros, uniformados. Fue una despedida militar en toda regla, en la que se escucharon el himno español y a la que acudieron máximas autoridades del Estado como el príncipe Felipe y su esposa, Leticia Ortiz, o la vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, además del lehendakari, Juan José Ibarretxe.
Este mismo tono se plasmó en el acto fúnebre celebrado en el interior por el obispo de Gasteiz, Miguel Azurmendi, y treinta sacerdotes. En un momento del oficio religioso, una persona gritó: «Juan Manuel, has muerto por ser español en una tierra en la que te puede costar la vida ser español. Gracias por tu sacrificio. Otros cogeremos la antorcha».
El alegado, lanzado en un momento de silencio después de la comunión, fue respondido con aplausos por algunos asistentes al funeral, al igual que los vivas a la Guardia Civil, más numerosos, cuando terminó el acto. En el mismo, el prelado Azurmendi también mostró su apoyo a este cuerpo policial, cuyos agentes, según afirmó, «sufren un dolor desgarrador» pero «mantienen la dignidad y su compromiso de servicio a España, a las personas y a la convivencia pacífica».
En otras concentraciones convocadas ayer con carácter silencioso, como la realizada en Madrid, se escucharon voces en favor de la cadena perpetua para los presos vascos.
Concentraciones menores
Pese a la conmoción mediática y política provocada por el atentado contra el cuartel, la asistencia a las concentraciones de protesta ha vuelto a resultar muy limitada, tanto en Euskal Herria como en el resto del Estado. Como botón de muestra, la convocada por la AVT en Madrid en la noche del jueves reunió a unas 150 personas.
En Bilbo, algunos medios reflejaron que el número de periodistas superaba al de los políticos reunidos ante el Ayun- tamiento, entre los que estaba Iñigo Urkullu, máximo mandatario del PNV.
Pese al carácter unitario de las movilizaciones, en Gasteiz se contaron unas 500 personas. Cerca de 200 fueron las reunidas ante el Consistorio de Iruñea, donde posaron juntos los concejales de UPN, PSN y Nafarroa Bai. Y algo similar ocurrió ante el de Donostia, donde se reunieron juntos cargos de la Diputación de Gipuzkoa y del Ayuntamiento y la bandera ondeó a media asta. En Legutio se contabilizó un centenar de concentrados, entre ellos Joseba Azkarraga (consejero de Justicia) e Iñaki Gerenabarrena (presidente del PNV en Araba).
En el resto del Estado, la tónica fue similar. En Melilla, la localidad natal de Piñuel, se reunieron 300 personas.