Las calles de Baiona fueron escenario ayer de una nueva jornada de movilización en defensa de los servicios públicos y en contra de los planes de Nicolas Sarkozy de suprimir, en el conjunto del Estado, 35.000 puestos de la función pública.

No es ésta la primera movilización, ya que la huelga de ayer sigue a protestas sectoriales que en meses pasados sacaron a la calle a trabajadores de empresas públicas de servicios y de la educación. Fue precisamente en este último sector en el que se dejó sentir con más fuerza la convocatoria de huelga. Baste decir que 21 de las 24 ikastolas cerraron sus puertas. Y es que en la convocatoria de ayer se sumaban razones diversas, como quedó patente en los distintos cortejos. Así, en lo que se refiere a la enseñanza, cobra protagonismo especial la reclamación de que los recortes no pongan en cuestión la educación en euskara, un peligro más que real a tenor de las últimas propuestas que ha hecho llegar Pau. Sin duda, las razones para defender el sistema público son muchas y diferentes. No se trata sólo, como se pretende presentar desde medios oficiales, de preservar empleos, sino que está en juego algo tan esencial como garantizar la igualdad de oportunidades en ámbitos como la salud, la educación o las pensiones de jubilación. El día 22 se anuncia la segunda vuelta de este pulso social.