El terremoto puso en peligro las polémicas obras hidráulicas
El terremoto que el lunes arrasó el suroeste de China amenazó la seguridad de las controvertidas instalaciones hidráulicas de Sichuan, como la presa de Zipingpu, confirmando los temores de los opositores a estas construcciones, que en los últimos años se han multiplicado en China. Las autoridades, que no descartan que el balance final de víctimas mortales ronde las 50.000, detectaron anomalías en cerca de 41o presas y embalses de cinco provincias y de Chongqing.
GARA |
El ministro chino de Recursos Hidráulicos, Chen Lei, admitió ayer la preocupación de las autoridades en torno a la situación de las infraestructuras hidráulicas, en particular de las situadas en Sichuan, donde el lunes se registró el terremoto más intenso de las últimas tres décadas. «China se enfrenta a serios problemas de seguridad y de prevención de inundaciones en los tanques, las centrales hidráulicas, embalses y otras instalaciones», declaró Chen Lei.
Los problemas se localizan «sobre todo en Sichuan, donde los embalses son numerosos y los daños causados por el seísmo también», señaló, aunque puntualizó que «el grado de peligro no está claro». El ministro deseó el envío de nuevos equipos de expertos a Sichuan, donde abundan las presas sobre afluentes del Yangtze, porque estimó «crucial» prevenir desastres secundarios.
Los expertos no habían reconocido problemas hasta ahora, pero parte de las tropas movilizadas tras el terremoto tratan de reparar los daños provocados en 391 presas y embalses de Sichuan, dos de ellas de gran tamaño, y en otra veintena de instalaciones de otras provincias.
Los peligros potenciales en estas infraestructuras pueden analizarse por imágenes captadas vía satélite y aérea, indicó Chen, quien destacó que la planta hidroeléctrica de Zipingpu, cercana al epicentro del seísmo, y que presentaba «un gran peligro», según la agencia oficial Xinhua, ya está segura tras haber sido reparada ayer. Un responsable de dicha planta, que se eleva 150 metros sobre el río Minjiang y se encuentra río arriba de Dujiangyan, duramente afectada por el terremoto, había desmentido el miércoles los rumores sobre la existencia de grietas al asegurar que la obra estaba «estructuralmente estable y segura».
Responsables de la faraónica presa de las Tres Gargantas, situada más al centro del país, sobre el Yangtze, afirmaron que ésta no sufrió daño alguno.
Pero muchos expertos y ecologistas llevan tiempo advirtiendo a China contra su frenesí constructor de obras hidráulicas, que Beijing ve como una fuente práctica de energía renovable con la que afrontar los graves problemas de contaminación ocasionados por dos déca- das de crecimiento ultrarrápido. Las autoridades prevén que en 2020 el 15% de su consumo de energía proceda de fuentes renovables, el doble que en 2005.
La ONG canadiense Probe International ha denunciado que no se conoce la totalidad de los proyectos existentes porque algunas presas se han construido «en secreto, sin permiso» y ha cuestionado reiteradamente la construcción de las Tres Gargantas, cuyo enorme tanque ha podido acentuar la intensidad del seísmo.
Estiman 50.000 muertos
Por lo que respecta a las consecuencias del temblor sobre la población, pese a la movilización nacional, en la que participan 130.000 soldados, la esperanza de hallar supervivientes entre los miles de desaparecidos bajo los escombros se desvanece con el paso de las horas y la Oficina de Gestión de Emergencias y Rescate del Consejo de Estado estima que el número de muertos podría elevarse a 50.000, aunque las autoridades sólo confirmaron 19.509 muertos.
Alrededor de 30.000 damnificados han encontrado refugio en el interior de un estadio en Mianyang, a la espera de reencontrarse con sus familiares.
Mientras, cientos de personas abandonan sus comunidades en la montaña, cuyos pueblos quedaron arrasados, en busca de agua y alimentos.
Sólo en la ciudad china de Shifang, situada a cincuenta kilómetros del epicentro del seísmo, se han registrado hasta el momento 2.500 muertos y más de 30.000 personas permanecen desaparecidas.
Las autoridades provinciales de Sichuan, Gansu y Shaanxi y las de las municipalidad de Chongqing decidieron imponer un control temporal sobre los precios de los alimentos y su transporte para evitar la especulación.