Nuevo presidente en el consejo de desarrollo
«Hay que hacer la apuesta de la inteligencia y aunar intereses»
Es el nuevo presidente del Consejo de Desarrollo de Ipar Euskal Herria. Sucede a Bernard Darretche que ha permanecido seis años en el cargo. No tiene ninguna intención de confinar el bagaje sindical del que está impregnado tras muchos años de militancia en la CFDT Pays Basque, los doce últimos como secretario general, función a la que ha renunciado recientemente.
La aspiración máxima de Jean-Batiste Etcheto es la de reforzar los contenidos sociales desde la perspectiva de consenso que caracteriza al Consejo de Desarrollo (CD).
¿Qué fue lo que le impulsó a presentar su candidatura a la presidencia del Consejo de Desarrollo (CD)?
La motivación principal ha sido, evidentemente, sindical. De manera no consciente es una cuestión que veníamos tratando desde hace tiempo en el seno de la CFDT que, dicho sea de paso, se implicó desde el principio en la creación del CD porque nuestro sindicato está muy arraigado a nuestro territorio. A raíz de los trabajos de preparación del proyecto Pays Basque 2020, constatamos que las cuestiones sociales estaban relativamente ausentes como tal en el debate global. Lo planteamos en una asamblea señalando que, salvo en algunas ramas profesionales (construcción, hostelería, metalurgia...) donde existen estructuras de colaboración con los patrones, en general en el País vasco no hay relaciones sociales entre trabajadores y empresarios si no es más que en caso de conflicto (cierres de empresas, confrontación laboral...). Dos mundos que conviven sin conocerse. Por ello pedimos que hubiera un apartado específico sobre la necesidad de implantar un diálogo social innovador, petición que fue aceptada por la asamblea conjunta del Consejo de Desarrollo y del Consejo de Electos que aprobó posteriormente el trabajo realizado sobre este tema. De todo este camino surgió la posibilidad de que desde el mundo sindical pudiéramos presentar nuestra candidatura en la perspectiva citada de reforzar el aspecto social y así lo hicimos. Quiero matizar que en realidad no ha sido una iniciativa individual sino que represento un proyecto colectivo.
¿Por qué ha dejado la secretaría general de la CFDT-Pays Basque?
Antes de que mi candidatura fuese aceptada propuse algunas modificaciones en el reglamento interno respecto a las funciones y cargos. Parto del principio de que para ser un presidente representativo de todas las ideas y estructuras que componen el CD es necesario estar desligado de mi función como secretario general de la CFDT-PB. Por ello he dejado mi cargo de secretario general del sindicato. También propuse que para evitar sobrerepresentaciones, el voto del presidente sea contabilizado como el de la estructura de la que proviene. En resumen, cuando se vaya a votar, la CFDT expresará su posición a través mío o de su representante en el CD, pero nunca votarán los dos. En estos momentos de está procediendo a dicha modificaciones.
Ha hablado de diálogo social innovador ¿Qué significa ese concepto?
Tengo que señalar antes de nada que se trata del proyecto que he presentado y que aún está en curso de aprobación. El concepto de diálogo social innovador tiene dos componentes. Por un lado, el del diálogo social. Ya he dicho antes que en el País vasco no existe un diálogo, un debate estructurado. Si tenemos en cuenta que más del 95% de las empresas de aquí tienen menos de 10 trabajadores y quitando las grandes (un 3%) en las que sí hay algunas estructuras específicas de encuentro entre el mundo sindical y el empresarial, es obvio que en el País vasco no se da un diálogo social, de lo que se desprende que los trabajadores sólo acceden a los derechos mínimos y que no se aborda el campo de la negociación que podría conllevar el disfrute de mejoras y de derechos suplementarios. De esta observación dedujimos que podríamos incitar el diálogo, intentando buscar el denominador común entre trabajadores y empresarios, no desde la postura convencional sindicalista de decirse 'vamos a negociar a ver si arrancamos esto o lo otro a la empresa' sino en base a un esquema en el que ambas partes -empresarios y trabajadores- salgan beneficiados. Es decir, hay que suscitar un diálogo que interese a cada parte. Eso podría plasmarse, por ejemplo en materia de remuneraciones, en hacer que los trabajadores obtengan más ingresos sin que los empresarios soporten cargas sociales por ello. Existen ya mecanismos jurídicos como la participación en los beneficios que podría extenderse a todas las empresas más allá de las de más de 50 empleados donde es obligatoria, o los pluses por la realización de determinados objetivos o la participación en planes de ahorro colectivos que sean interesantes para los dos partes.
¿Cuál sería el rol del Consejo de Desarrollo en ese caso?
Sería un mediador que facilitaría el encuentro entre los diferentes partenaires sociales. Podría apoyar la iniciativa a través de expertos en la materia. Después, por supuesto, los acuerdos se darían en el marco de la negociación colectiva de cada empresa. La cuestión es conceptualizar en el territorio una idea de encuentro fructífera para ambas partes. Pero hay muchos más campos que podrían explorarse como el del label social para las empresas, una especie de certificado de calidad en materia social que serviría para conservar o atraer trabajadores a determinados empleos, el desarrollo de la economía social y solidaria con la utilización de los fondos de ahorro colectivo de los trabajadores en la creación de puestos de trabajo o empresas... Hay que hacer la apuesta de la inteligencia y decirse `tenemos intereses comunes, vamos a capitalizarlos'.
En esa apuesta habrá que implicar también a otros agentes...
Claro. Nuestra reflexión (y en ello radica el interés del dispositivo del CD) se extiende a otros agentes socio-económicos y políticos porque si se tratara de impulsar el diálogo social entre trabajadores y patronos, en último término, esas vías podrían ser ensayadas por los sindicatos. El CD constituye un marco donde pueden converger todos los agentes, incluidos los políticos a través del Consejo de Electos que son quienes validan sus proyectos y participan asimismo en su consejo de dirección. No se trata únicamente de un laboratorio de ideas sino de un instrumento que está articulado con los poderes públicos. Difícilmente podría abrirse camino sin su implicación, por ejemplo, el desarrollo de la economía productiva para compensar la omnipresencia de la economía residencial (turismo, servicios...) donde el empleo es más precario.
Su sindicato se ha posicionado a favor de determinadas demandas (Laborantza Ganbera, Departamento vasco, euskara...) ¿No le crea esto contradicciones con otros miembros del CD opuestos a ello?
Es una de las razones por las que he insistido en disociarme estructuralmente de la entidad que me ha empujado a postular a esta función. Pero no olvido lo que soy ni las reivindicaciones que he defendido en nombre de mi sindicato. Creo, como ex-secretario general, que estas reivindicaciones han encontrado una forma de traducción fuerte en el seno del CD y me felicito por ello. Es la cultura de la CFDT; en el intervalo entre conseguir la reivindicación y lo que se puede obtener existe un compromiso y se intenta avanzar. Espero personalmente que un día podamos decir que ya se ha logrado el instrumento que reconozca en el marco republicano el territorio del País vasco sea cual sea el nombre de esa estructura.
Los proyectos emanados de Pays Basque 2020 están ya preparados pero el nuevo Contrato Territorial está retrasándose, en particular por la cuestión de la financiación. ¿Para cuando estará listo?
A nivel de la aportación de fondos y de los aspectos técnicos con el Estado el tema está muy avanzado y prácticamente listo con el Consejo Regional de Aquitania y en breve lo estará también con el Consejo General que son las otras dos instituciones principales que participan en la validación y financiación de los proyectos. En definitiva, esperamos que como muy tarde para principios de julio esté todo finiquitado y preparado y podamos proceder ya a la firma oficial del Contrato Territorial País vasco para los próximos seis años.
Arantxa MANTEROLA
Hay quien critica el Consejo de Desarrollo. El Convenio específico emanado de este dispositivo constituye para algunos un trato de favor hacia el País vasco y para otros, en cambio, un instrumento para desviar o frenar reivindicaciones territoriales más acuciantes...
El Consejo de Desarrollo responde a una situación particular pero también a una voluntad firme de asumirse como territorio específico y, por supuesto, a la del Estado que decidió su creación. Es el resultado de la capacidad que han tenido los diversos agentes para superar sus respectivas posiciones en el horizonte de construir el futuro de este territorio. Es cierto que no tiene vocación de responder a todas las problemáticas y que no se sitúa en un plano político en términos reivindicativos pero no lo es menos que, en su función prospectiva y participativa donde convergen agentes socio-económicos, culturales, identitarios, responde en cierto modo a determinadas reivindicaciones sin pretensión de sustituirlas. Personalmente creo que es un órgano a medio camino entre la concertación y la reivindicación. No se puede decir que el CD es sólo un dispositivo de prospectiva cuando se han desplegado tantos medios en el Convenio específico y en los proyectos derivados de sus trabajos. Si la cosa se hubiera quedado únicamente en el plano reivindicativo, si no hubiera habido CD y se hubieran abordado en él estas cuestiones, cabe preguntarse si existirían hoy realizaciones tan importantes como el Instituto Cultural Vasco o la Oficina Pública del Euskara entre otros. Dicho esto, es evidente que todos los agentes que se han sentado en la mesa reconocen y aprecian la aportación del movimiento en pro de la sensibilidad vasca que sigue expresándose y participando en el CD. Es precisamente de esa sensibilidad desde donde han surgido la mayoría de los proyectos sobre la cultura, la identidad y otros más. Ahora mismo el sindicato Lab está teniendo una intervención muy positiva en lo que respecta al tema del diálogo social que he mencionado antes. Más allá de otras apreciaciones tengo que decir que todo el mundo, en particular el de mayor sensibilidad vasca, mantiene posiciones constructivas.
A.M.