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«Somos prudentemente optimistas, pero parece que el sector toca techo»

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Koldo ARANDIA, Presidente de la asociación de fabricantes de máquinas-herramienta

El presidente de la AFM es «prudentemente optimista» sobre el futuro de un sector que cerró el pasado ejercicio con un récord de beneficios, 1.047 millones de euros. Si bien las cifras del primer cuatrimestre de 2008 avalan la buena salud del sector, la cartera de pedidos ha aumentado un 7,3% respecto al mismo periodo de 2007, Koldo Arandia indica que el sector está «tocando techo».

Las fotografías en blanco y negro de los anteriores presidentes de la Asociación Española de Fabricantes de Máquinas-Herramienta (AFM) adornan la sala de juntas de la entidad en Miramón. Junto a la imagen de Rafael Barrenetxea hay un hueco destinado para su sucesor, Iñaki Arandia. «Cuando te ponen ahí, malo», bromea este presidente nacido en Itsasondo en 1963 y director gerente de la empresa Ibarmia (Azkoitia). En la entrevista, Arandia reflexiona sobre el momento que vive este importante sector, que mira, y seguirá mirando, al mercado exterior. Ahí está su futuro.

¿Dónde se sitúa la máquina-herramienta vasca en el nuevo orden económico mundial que pivota entre el Este y el Oeste?

La máquina-herramienta vasca tiene sus pies entroncados en el Oeste, en Europa. Pero sí se está produciendo un nuevo orden económico global, con cada vez mayor presencia de las economías asiáticas, con países que ya no son emergentes, sino una realidad. El sector está intentando aprovechar este fenómeno a pesar de la distancia y la diversidad cultural, pero cada vez más Asia representa una parte más importante en el negocio de la máquina-herramienta. Los datos correspondientes al cierre de 2007 indican que Europa supone el 60,2% de nuestras exportaciones, Norteamérica (México, EEUU y Canadá) el 11,3% y Asia el 15,9%. Cuando hablamos de Asia hablamos, casi exclusivamente de nuestras exportaciones a China (7,5%) e India (4,6%). Siendo Europa la base, estamos haciendo crecientes esfuerzos por incrementar nuestra presencia en Asia.

Los datos de la asociación confirman que las exportaciones a Asia están en alza

La curva de crecimiento es más pronunciada y, en estos momentos, por la debilidad del dólar, nuestras exportaciones a EEUU se están viendo penalizadas y el ritmo de crecimiento de nuestras exportaciones hacia los países asiáticos es mayor. Respecto a la zona de EEUU, en 2007 estamos en niveles inferiores a 2006, mientras que en Asia los crecimientos son importantes desde 2004.

Se afirma que este sector es cíclico. ¿En qué momento del ciclo se encuentra tras el excelente año de 2001, la posterior crisis, la recuperación que comienza a darse a partir de 2004 y las cifras de 2007?

En la máquina-herramienta siempre se ha hablado de los ciclos y desde la máquina-herramienta se ha dado el mensaje de que es un sector cíclico y que tiene sus picos en diez años. Vamos a decir que el último valle, el último periodo de recesión, se produjo durante el periodo 2002/2003, y el anterior, que tuvo mucho más impacto en el sector, tuvo lugar en el 92, el año de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. Parecía que a nivel de Estado podían tener un comportamiento muy bueno y, sin embargo, fue de verdadera crisis.

A mí no me gusta hablar de ciclos. Y así como estamos diciendo que el contexto económico mundial está cambiando, con la mayor peresencia de las economías asiáticas, entiendo que esto también puede estar afectando a los ciclos. La cuestión es saber aprovechar estas oportunidades. ¿Cómo estamos en estos momentos? Durante 2002 y 2003 hubo una contención de la demanda; ya a mediados de 2003 se empezaron a sentir ciertos síntomas de contracción, que se vieron muy afectados después por el 11-S. En aquel momento uno de los sectores más consumidores de máquina-herramienta era el aeronáutico y aquel atentado tuvo un impacto brutal sobre la industria aeronáutica mundial. El sector comenzó a recuperarse a un ritmo lento en 2004 y 2005, para que en 2006 y 2007 hubiera crecimientos significativos.

¿Cómo esperan que afecte la actual coyuntura económica de crisis al sector?

Somos prudentemente optimistas. Los datos del sector siguen siendo buenos. La captación de pedidos hasta abril -un cuatrimestre, un periodo significativo de 2008-, sigue estando un 7,3% por encima de la captación en el mismo periodo de 2007. El pasado fue un año récord, y a finales de abril estamos por encima de aquellas cifras, y vamos a decir que el resultado es bueno. De todas maneras, parece que hay síntomas de que se esté tocando techo y que mejorar la captación total de pedidos de 2007 va a ser difícil.

No podemos decir que la máquina-herramienta esté pasando, en general, un periodo de recesión, aunque hay empresas que están disfrutando de una mayor bonanza que otras en esta coyuntura en función de la tecnología y del nivel de internacionalización.

¿Qué tipo de empresas son las tienen dificultades?

Hay asociados grandes con una presencia internacional fuerte que están teniendo unas captaciones muy buenas y quizá los más modestos, los menos internacionalizados, son los que están teniendo más dificultades, sobre todo a raíz de que está entrando mucho material de importación. En algunos casos son empresas pequeñas, parte de ellas familiares, pero en la mayoría de los casos se trata de empresas veteranas, con una trayectoria de muchos años. Sus ritmos de adaptación a los tiempos, o el desarrollo de nuevos productos está afectándoles.

¿Qué le hace a pensar que el sector «esté tocando techo»?

Esa sensación viene por la incidencia de toda esta turbulencia financiera, inmobiliaria en EEUU y Europa, principalmente. Europa representa el 60,2% de todas nuestras exportaciones, y sí se está notando cierta prudencia o ralentización en la consecución de pedidos en algunos países europeos, aunque los datos que tenemos de Alemania después de la feria de Metav -en Duseldorf a finales de marzo-, son que sigue teniendo un comportamiento muy sano. Estamos notando un deterioro en la captación de pedidos en Estados Unidos, Europa está estancada y en Asia seguimos creciendo, pero es bastante complicado porque somos empresas pequeñas o medias, con estructuras de entre 40 y 80 personas, e intentar estar en un sector tan globalizado y con empresas muy grandes, tener grandes resultados en India, China, Rusia o Brasil, es complejo.

¿Cómo son las relaciones laborales en las empresas vascas instaladas en China?

Por mi experiencia, creo que son relaciones modélicas, basadas en una cultura de economía social europea. En este sentido, Europa sí tiene un nivel de progresía con respecto a Estados Unidos. Las implantaciones, en general, son muy respetuosas. Conozco empresas europeas, francesa, suecas o alemanas, y las relaciones son modélicas.

¿Qué perspectivas se abren en el Este de Europa?

Es otra zona que estamos trabajando y ya se empiezan a cosechar éxitos. Evidentemente, Alemania, Austria o Suiza, países culturalmente del entorno centroeuropeo y que históricamente han tenido más vínculos, están obteniendo más beneficios. Con Rusia ocurre otro tanto, es un país que dentro de nuestros planes de promoción internacional está entre los países prioritarios.

Soy optimista en el sentido de que Europa del Este va a suponer una oportunidad de negocio para el sector.

J.M. URIBARRI

«Que seamos capaces de vender en Alemania y que aquí se importen máquinas es un mal síntoma»

¿En qué punto se encuentra el proyecto de crear una alianza de pymes para intentar crecer en el exterior?

El tamaño es uno de los puntos débiles de los fabricantes de máquina-herramienta en Euskadi. Este es un factor en el que estamos trabajando con mucha intensidad desde la asociación, pero no estamos consiguiendo lo logros que nos gustaría. No sé si es por el carácter individualista o muy personalista de los empresarios, pero a la hora de plantearnos estas cosas al final prevalecen las ideas de identidad propia y el personalismo sobre las de cooperación. En una iniciativa que hemos preparado, con reuniones comarcales de fabricantes, nos estamos encontrando con que fabricantes casi del propio municipio ni se conocen. Algunos saben muy poco de lo que está haciendo una fábrica que está a dos kilómetros. Estamos trabajando para romper esa dinámica y hemos lanzado un programa que le llamamos `AFM Integra', en el que queremos trabajar mucho la colaboración y alianzas entre los asociados, pero no sólo de los asociados, sino a todo el conjunto de proveedores del sector de máquina-herramienta.

Esa imagen es un tanto contradictoria con la que tenemos los vascos de nosotros mismos.

Efectivamente. Creo que los vascos, en algunos aspectos, como a nivel de solidaridad, hemos tenido una presencia internacional importante. Pero en el día a día, tanto en la industria como en la actividad política, la atomización es una práctica, está en la sociedad. Son aspectos que debemos de mejorar. Suelo decir que este es un país pequeño, con muchísimas virtudes, y si queremos ser algo importante a este nivel de globalización, y a este ritmo que ha cogido la economía mundial, lo tenemos que ser unidos. Si no vamos unidos, si no tenemos un proyecto país, competir en el contexto internacional es complicado.

¿A qué achacan la debilidad del mercado del Estado español?

Estamos teniendo dos problemas. Uno es que el consumo está bastante estancado, no está teniendo el crecimiento que ha llevado la economía en estos últimos años y, por otro lado, la importación está creciendo. Tenemos dificultades para mantener nuestra cuota de mercado, con lo que ello significa. Que seamos capaces de vender en Alemania, Italia, Francia, China o EEUU, y que en Euskadi en este momento se estén comprando máquinas de importación, creo que es un mal síntoma, tanto para la máquina-herramienta, para el país y la industria en general. Creo que estamos, en cierto modo, con esquemas productivos bastante obsoletos, antiguos, basados en el precio, en hacer inversiones de nivel tecnológico medio en lugar de estar apostando por soluciones de mayor productividad, de mayor tecnología, con la posibilidad de hacer productos más complejos, etc.

¿Cuál es la evolución del empleo?

Es estable. Este es un sector muy serio, muy formal en cuanto al empleo. Necesita un personal cualificado, de nivel alto y no puede estar basado en subcontratas o empleo temporal. Además, el mantenimiento de las personas dentro de las organizaciones es uno de los retos que tenemos. La máquina-herramienta cuenta con alrededor de 5.000 empleos directos, aunque con el efecto expansivo que tiene calculamos que esta cifra se podría multiplica por dos o por tres.

J.M.U.

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