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CRÓNICA | Salud laboral

Trabajo y embarazo no tienen por qué ser incompatibles, pero necesitan adaptación

Estar embarazada no es sinónimo de enfermedad, pero tan real como esa máxima es que la gestación produce una serie de cambios fisiológicos, modificaciones en el sistema cardiocirculatorio, en el endocrino, en el metabolismo y a nivel sicológico, que si bien no son factores de riesgo en sí mismos suponen una sobrecarga para la mujer trabajadora.

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Nerea GOTI

El embarazo no es una enfermedad pero supone una situación excepcional a nivel físico y síquico y esa situación hay que compatibilizarla con el trabajo. Afortunadamente, cada vez son más los estudios sobre trabajo y embarazo que aportan una información siempre a tener en cuenta a efectos de prevención.

Cientos de foros versan sobre esta cuestión y reúnen la opinión de un buen número de expertos. En términos generales, todos coinciden en que la carga de trabajo puede influir en la salud de la mujer embarazada y del feto, y se centran especialmente en la carga física, quizás porque, como reconocen, son los aspectos relacionados con el esfuerzo físico de los que una información más precisa y fiable se dispone. No así en lo que respecta a las consecuencias de situaciones de estrés en el terreno laboral. A ese respecto, se subraya que los efectos del estrés laboral sobre el embarazo son muy limitados, porque es dificil separar variables sólo achacables a las condiciones de trabajo.

En el terrreno físico, el embarazo afecta al pulso, al volumen sanguíneo, al riego sanguíneo y a la presión venosa, así como a la estructura osteomuscular. Los dolores de espalda, en especial a nivel lumbar, son los problemas más frecuentes.

Por otra parte, también se sabe que en condiciones de estrés, se producen reacciones fisiológicas que pueden influir en el embarazo, debido a la reacción multihormonal, así como alteraciones en hábitos de conducta, que se traducen en el consumo de sustancias como el alcohol, el café o el tabaco.

Los expertos aclaran que el estrés puede estar asociado a la propia gestación, por la preocupación por la salud del feto, las responsabilidades económicas y familiares, el aumento de peso o la pérdida de figura.

No obstante, hay estudios que sí señalan el aborto espontáneo, los alumbramientos prematuros y el bajo peso del recién nacido en relación con el estrés síquico, aunque precisan que pueden mezclarse otras variables. De hecho, parece que el parto prematuro es más frecuente entre mujeres que trabajan de noche y puede duplicarse a altos niveles de fatiga física y mental debida al trabajo.

Además, también se ha demostrado que el peso del feto disminuye en casos de fatiga elevada, trabajo en cadena y jornadas laborales de más de 40 horas semanales.

cómo prevenir riesgos

La mayor parte de los consejos para la prevención de riesgos en el trabajo tiene que ver con cuestiones físicas. Así, se llama la atención, por ejemplo, ante cuestiones como «subir escaleras, alcanzar objetos en estanterías altas, trabajar sentada en una mesa, coger cosas del suelo, permanecer de pie o manejar pesos».

Por ello, se recomienda aprender a adoptar posturas correctas, o evitar posturas forzadas o extremas, así como adaptar el puesto de trabajo para facilitar alcances o cambios posturales. En este punto, las recomendaciones insisten en la importancia de que la trabajadora embarazada pueda cambiar de posición con cierta frecuencia.

Se recomienda, asimismo, reducir o incluso suprimir el trabajo en turnos de noche.

Además, hay trabajos que no son compatibles con el embarazo, son los que representan un claro peligro para mujer y feto. En esa relación de trabajos no recomendados, algunos tienen que ver con tareas de alta exigencia física y sobre todo con la exposición a productos químicos o radiación. Entre los productos tóxicos o nocivos para el embarazo figuran las anestesias, los químicos fotográficos, el alcohol, el mercurio, la nicotina, el plomo, el asbesto, el arsénico, el fósforo, los sulfuros de carbono y el benzol.

Si cada estadio del embarazo tiene sus propios riesgos, también es más común la recomendación de interrumpir la actividad profesional en las últimas semanas. En algunos países nórdicos las bajas son incluso obligatorias antes del alumbramiento y han comprobado que la medida influye en un menor número de partos prematuros.

 

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