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Fórmula uno | Gran Premio de Mónaco

Hamilton capeó el temporal y ganó en la ruleta de la suerte de Mónaco

El Gran Premio del Principado se convirtió casi en una lotería con la pista mojada en el inicio de la carrera, pero el británico, pese a sufrir un pinchazo en la quinta vuelta, venció con autoridad. Raikkonen no pudo puntuar y Hamilton pasó a comandar la clasificación.

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Ander GARTZIA | BILBO

La suerte sonrió del lado de Lewis Hamilton en la ruleta que se convirtió la pista de Mónaco cuando la lluvia apareció nada más arrancar la carrera. El británico logró su segundo triunfo de la temporada -primero de su carrera sin salir de la pole- y se situó al frente de la clasificación del campeonato de pilotos. La tromba de agua que cayó en las primeras vueltas complicó aún más el difícil trazado de Mónaco y los pilotos tuvieron serios problemas para mantener en pista sus monoplazas. Antes de completar las primeras ocho vueltas, Alonso y el propio Hamilton tuvieron que entrar en boxes para cambiar las ruedas dañadas, pero se vieron beneficiados por el safety-car, que entró tras el accidente de Coulthard.

Hasta entonces mandaban los Ferrari, pero en pocas vueltas la carrera dio un giro de 180 grados; Raikkonen fue penalizado con un drive through por no tener puestos los neumáticos del coche completamente montados tres minutos antes de la salida, y poco después perdió el alerón delantero. Massa, por su parte, estuvo a punto de estrellar su monoplaza contra los raíles, y aunque pudo continuar sin problemas, cedió el mando de la carrera a Kubica.

El polaco pasó a comandar virtualmente la carrera, ya que al igual que Massa, todavía tenía que pasar por boxes para repostar, por lo que era cuestión de tiempo que Hamilton se hiciera con la primera posición. Lejos de los puestos de arriba, Heidfeld y Alonso maldecían su infortunio; el alemán luchaba por no ser último y el asturiano, tras situarse quinto en la salida, pinchó la rueda trasera derecha al darse contra los raíles de la curva que da entrada a la Plaza del Casino y en la vuelta trece se tocó con Heidfeld, por lo que perdió todas sus opciones.

Nueva carrera

La pista comenzó a secarse y los pilotos se animaron a calzar neumáticos lisos, pero en muchos puntos del trazado seguía sin haber adherencia. A falta de 16 vueltas, Rosberg estrelló su Williams contra el muro y la salida al escenario del safety-car dio paso a otra carrera nueva. Las distancias desaparecieron y Kubica aspiraba de nuevo a la victoria, pero se conformó con resistir los envites de Massa y conservar su segundo puesto. Raikkonen, tras correr la mayor parte de la carrera lejos de la cabeza, tenía la posibilidad de sumar algún punto más, pero en su intento por superar a Sutil, que era cuarto, se llevó por delante al francés, arruinándole al piloto de Force India la gran carrera que estaba realizando hasta entonces. Finalmente, el finlandés no puntuó al terminar en novena posición.

Sutil, del sueño a la pesadilla al volante de un modesto

El alemán Adrian Sutil, abonado habitualmente a las últimas plazas a bordo de su Force India, estaba realizando la carrera de su vida -rodaba en cuarta posición- cuando a falta de nueve vueltas tuvo que retirarse tras ser embestido por el Ferrari del campeón del mundo, Kimi Raikkonen. «No me lo puedo creer, estaba tan cerca...», se lamentaba Sutil. «Estoy verdaderamente desolado, es un sueño convertido en pesadilla».

Sutil había partido desde la decimoctava posición y había remontado puestos hasta situarse cuarto. «Teníamos una gran estrategia, estábamos cerca del podio. Pero Kimi ha tenido un problema de frenos y ha golpeado la parte trasera de mi coche. La carrera se había terminado y no he podido evitar que se me saltaran algunas lágrimas», narraba.

Sutil tiene fama de ser un excelente piloto bajo la lluvia. En 2007, a bordo de un modesto Spyker, logró sobre asfalto mojado el mejor tiempo en una sesión de entrenamientos. El sábado por la mañana, también con el piso húmedo, marcó el octavo mejor crono. Y ayer demostró su fiabilidad con mal tiempo, puesto que no cometió ningún error.

«Es el momento más triste de mi trayectoria en el mundo del automóvil», apuntaba el magnate indio Vijay Mallya, propietario de la escudería. «Ha sido un sueño que se ha terminado cuando restaban menos de siete minutos para que bajara la bandera a cuadros. Adrian ha conducido magníficamente en condiciones difíciles y ha mostrado al mundo que es un piloto con un talento excepcional».

Imanol INTZIARTE

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