Una sucesión de montañas corre, casi sin solución de continuidad, desde Iruñerria hacia la Llanada Alavesa (Lautada). Después de Urbasa, el relevo al entrar en Araba lo toma la sierra de Entzia. Geomorfológicamente, se trata de la misma formación: un sinclinal colgado, que presenta al Norte un escarpe muy continuado. En varios puntos por la base de estos cortados surgen, en pleno hayedo, las aguas del interior del macizo. Una de las surgencias más importantes, cercana a la frontera con Nafarroa, da lugar a las cascadas de La Tobería. Para visitar este valioso entorno utilizaremos una variante de la subida de Andoin hacia la sierra, y luego recorreremos las alturas hasta Ballo.

Las cascadas de la Tobería

Entrando a Andoin (610 m), doblamos a la derecha en una remozada rotonda, situándonos en una calle orientada al Oeste (hacia Ibarguren). Entre dos casas, a la izquierda (marcas), arranca una pista de tierra que sale del pueblo en dirección a la sierra. Un poco más adelante dejamos un desvío a la derecha (barrera) y seguimos de frente. Comienza el ascenso tomando altura poco a poco sobre el barranco de Eskarganzulo, que va quedando abajo, al Este. Si la época es de lluvias, intuiremos las cascadas al frente, ocultas por el hayedo en un regazo de la sierra. Mientras nos acercamos, son dignos de llamar la atención enormes ejemplares de roble. Dejamos a la izquierda otra pista accesoria que lleva al arroyo y seguimos la principal. Sobre los 750 m, nos desviamos por otro ramal algo más sucio, que sale a la izquierda. Pasamos un regato afluente y seguimos subiendo hasta el cauce principal, justo en la base de la espectacular serie de cascadas de la Tobería. Cruzamos las aguas para seguir el ascenso por la margen derecha, valiéndonos de un estrecho sendero que gana metros rápidamente. En varias asomadas podemos disfrutar con la belleza de los saltos de agua, que por estar cargada de carbonatos en disolución, va formando las Tobas, una roca porosa que es producto de la precipitación química. Aquí son tan abundantes que dan nombre a todo el cauce, un entorno natural muy valioso que debemos proteger. Tropezaremos con una antigua plataforma carbonera, de las que tanto abundaron en estos bosques, y más arriba damos a otra pista que nos deja en el lugar donde brotan las aguas, a 900 m (0,45 h).

Ahora debemos ganar, a través del hayedo, la plataforma superior de la sierra. Para ello, nos elevamos hacia el suroeste unos 100 m y trasponemos el lomo que baja de la montaña por la parte menos escarpada.

Alturas de Entzia

Entramos así en la comba por la que discurre la última parte del puerto de Andoin (1.010 m 1,20 h), que es la subida tradicional desde este pueblo a la sierra. Ante nosotros, los grandes rasos de Legaire y máximas alturas de Entzia, aunque desde el interior apenas son cuestas de hierba y rocas. El terreno es fácil y, si no hay nieblas, podemos optar por seguir cómodamente la línea cimera. Pasamos por el buzón de Surbe o Atauko Haitza (1.154 m 1,40 h), sobre la salida de otro puerto, el de Atau, que comunica con San Román. A continuación, rampas despejadas nos llevan hacia la Cruz de Mirutegi (1.166 m 1,50 h), con la cima colgada sobre los desplomes y magníficas vistas. La cumbre del Ballo queda muy cerca, siguiendo junto al cortado (1.197 m 2 h).

Para el retorno nos dejaremos llevar por los rasos de Legaire hacia el Oeste, hasta el puerto de Andoin. Bajaremos luego por el viejo camino hasta el pueblo (3,30 h). Otra opción, algo más larga, es descender por el puerto de Atau hasta San Román, a condición de recorrer luego los 4 kilómetros de carretera que enlaza con Andoin.