Crónica | Cisma abierto en la derecha española
El enfrentamiento en el seno del PP llega a los tribunales
La división que se vive actualmente en el PP quedó en evidencia ayer en el juicio por injurias al que se tuvo que someter el locutor estrella de la COPE, Federico Jiménez Losantos. El acusador era el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, pero entre los testigos de la defensa se encontraba la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, también del PP, pero del sector enfrentado a Mariano Rajoy.
Martxelo DÍAZ
El bloque de los testigos de la defensa lo completaban dos de los defenestrados por Rajoy tras la derrota en la pasadas elecciones, el ex secretario general Ángel Acebes y el ex portavoz parlamentario Eduardo Zaplana, además del director de «El Mundo», Pedro J. Ramírez, que con el propio Jiménez Losantos lidera el flanco mediático del sector más radical del PP, el ex presidente de la AVT Francisco José Alcaraz, el eurodiputado del PP y colaborador de la COPE Luis Herrero-Tejedor, y el ex director de «La Razón» José Alejandro Vara.
El origen de la querella estaba en los insultos que Jiménez Losantos lanzó a Ruiz-Gallardón en junio de 2006. Al alcalde de Madrid se le ocurrió decir, en un foro organizado por «Abc» -el competidor de «El Mundo» por la hegemonía de la prensa derechista y, a su vez, blanco habitual de las críticas de la COPE-, que para el PP sería conveniente huir de la radicalización en el tema de los atentados del 11-M.
Tras esta palabras de Ruiz-Gallardón mientras desde la cúpula del PP se defendían a capa y espada las teorías de la conspiración para apuntar a una fantasiosa participación de ETA en los atentados, Jiménez Losantos la emprendió con el alcalde de Madrid, a quien llamó, entre otras cosas, «hijo de Satanás», «traidor», «bandido» o «farsante redomado», además de acusarle de que «las víctimas del 11-M le daban igual» porque, en realidad, pese a ser miembro del PP, Ruiz-Gallardón estaba buscando favorecer al PSOE. Todo ello porque había defendido la necesidad de huir de la radicalización en un tema especialmente sensible para las casi 200 víctimas que se registraron en los atentados islamistas y que en esa época marcaba el discurso del PP en su oposición al Gobierno del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. En esa época «El Mundo» y la COPE sacaban continuamente seriales en torno a la mochila de Vallecas, el ácido bórico o la existencia de una cinta de la Orquesta Mondragón de la que nada más se supo. Todas estas «teorías» quedaron desacreditadas en el juicio en la Audiencia Nacional española.
Pese a verse en el banquillo, Jiménez Losantos no tenía ayer ni la más mínima intención de rectificar, sino todo lo contrario. Quizás sea porque la petición de multa de 72.000 euros no le afecte demasiado. Tras declarar pomposamente que «por las víctimas del 11-M estoy dispuesto a venir (a declarar) todos los meses», el locutor de la COPE respondió que «en la radio es difícil separar información de opinión» al ser preguntado sobre si era necesario insultar al alcalde.
Erre que erre, Jiménez Losantos insistió en que «la sentencia (del 11-M) acredita las deficiencias de la investigación», lo que la valió una reprimenda de la juez Inmaculada Iglesias «al no ser objeto del procedimiento».
Pedro J. Ramírez, por su parte, declaró ante el tribunal que los insultos de Jiménez Losantos hacia Ruiz-Gallardón «no se apartaron de las pautas habituales en general de la radio española». Serán de las pautas de la COPE.
Zaplana -al directivo de Telefónica se le olvidó el carnet de identidad y tuvo que declarar más tarde- señaló que toda la actuación del PP en el 11-M «sólo buscaba intentar que se esclarecieran los hechos» y negó que buscara el «acceso al poder».
Acebes y Aguirre, por su parte, señalaron que Ruiz-Gallardón se limitó a decir que «había que mirar al futuro». Esta actitud provocó las iras de Jiménez Losantos, que a la salida del juicio señaló que «ahora resulta que él no dijo nada y que los otros no oyeron nada».
Habrá que ver si en el programa de hoy arremete sólo contra Ruiz-Gallardón o la emprende también con Acebes y Aguirre.