Beautie & Beast
Ines INTXAUSTI
Crítica de televisión
Los protagonistas más significativos del pantallazo de esta semana han sido, sin lugar a dudas, el lehendakari Juan Joshué Ibarretxe y Ana Obregón. Sé que les resultará chocante imaginar el binomio al margen del tejido mediático. Pero así ha sido. Mi presidente -Ibarretxe es el presidente de mi país, pero no de mi partido- ha estado sin dormir largos días para imaginar un par de preguntas que nos quiere hacer y así amejorar nuestra situación como grupo, pueblo, raza o especie. No me gustaría estar en su pellejo en este instante, ni haber estado los monotemáticos días de la pasada semana. Me merece un respeto supino. Haga lo que este buen hombre haga es objeto de juicio, crítica, metáfora y, a veces, escarnio. Es como si salieras de casa por la mañana y se abrieran, con tu sola presencia, las puertas de todos tus vecinos opinando, vociferando y juzgando cada paso que dan tus pies de plomo. Evidente e indiscutiblemente, el lehendakari solamente puede tener buenas intenciones para con sus ciudadanos y ciudadanas. Pero nadie le cree. En estas horas bajas, cuya cresta de ola surfea ZP, Huang Ho Ibarretxe predica en un desierto cual estilita, donde todos los santos se llaman Federico ó Jiménez. Puestos a diseccionar sus palabras de consulta, hasta el conde Lecquio se atreve a opinar.
Mientras tanto, la Joan Collins de la televisión española y ex del conde, Ana Obregón, quiere partirle las piernas a un periodista, al que también llama «bujarrón» con sus mejores intenciones. Y aquí no hay difamación ni mentira ninguna. Sino una grabación policial, donde la mujer que se cree actriz habla con un cilindro de carne, que es su guardaespaldas, suplicándole que le dé una lección de civismo al tal Jaime Cantizano propinándole una somera paliza. Una macarrada cuyo catalizador y agente provocador es la propia programación televisiva. Es evidente que la televisión está llena de gente buena. Pero no sale en la pantalla. Se dedica, por lo visto, a limpiar los platos cuando la sangre se seca. Yo, mientras tanto, al lehendakari, mucho ánimo desde aquí.