Habíamos hablado mucho de la comida basura, pero una asociación civil inglesa está realizando una campaña para demostrarnos la cantidad de comida que se encuentra en la basura. Evidentemente, no en todos los contenedores se puede uno hacer un menú rápido, ya que si se va a los barrios en donde viven los desheredados de la tierra, aquellos que se han escapado del redil, los contendores están muy limpios ya que todos los revisan constantemente y de eso puedo dar fe al menos en algunos de los puntos por los que transito habitualmente.

Hemos visto en repetidas ocasiones la existencia de familias enteras que viven en y de los estercoleros aprovechando tanto los restos de comidas, como de algunos utensilios que después pueden vender en algún lugar, pero los reportajes que nos han ofrecido este fin de semana las televisiones es previo a todo ello: se trata de buscar en los contendores para encontrarse con todo tipo de alimentos que no están caducados pero que los consumidores compulsivos los tiran por aburrimiento o para hacer hueco en el frigorífico o despensa a las nuevas adquisiciones que la visita semanal al súper es obligatoria. Productos a punto de caducar, envueltos en sus bandejas sin abrir, cárnicos o lácteos, galletas o verduras y todo lo que se puedan imaginar que los jóvenes que hacen la denuncia se los comen sin reparos. En un noticiario encadenaron este reportaje con otro sobre la hambruna en Etiopía, sobre el encarecimiento de los alimentos básicos, y nos hablaron de la mortandad infantil. Entonces comprendimos que hace tiempo que tiramos nuestros ideales a la basura.

Pero en la basura se encontraron expedientes judiciales. Es una noticia que se repite con una frecuencia sospechosa. Porque a uno le cuesta comprender que esos legajos, esas listas con tantos detalles no estén protegidas o que sean convertidas en papelitos para confetis por las maquinitas destructoras de documentos que proliferan hasta en los domicilios particulares como seguridad. O son descuidos, negligencias o ganas de crear más problemas. Lo que queda claro es que en la basura están algunas de las claves de este mundo. Despilfarramos de todo y demasiado; hasta paciencia.