La formación derechista VMRO-DPMNE logró el 47% de los votos, lo que le sitúa a las puertas de la mayoría absoluta tras unos comicios marcados por la tensión en las zonas pobladas mayoritariamente por albaneses.

La sociademócrata SDSM no superó el 22% de sufragios, con lo que el actual primer ministro, Nikola Gruevski, tiene garantizada su reelección.

Y todo apunta a que no le hará falta el apoyo albanés. La DUI, del ex líder guerrillero Ali Ahmeti, logró un 11%, un punto más que su rival, el DPA.

Una rivalidad que va más allá de la contienda política y que amenaza con una crisis total en esta comunidad, que alcanza oficialmente al 25% de la población -algunos elevan la proporción a más de un tercio-.

Ecos de guerra

Las zonas de mayoría albanesa se levantaron en armas a principios de esta década para denunciar su discriminación.

El conflicto culminó con los Acuerdos de Ohrid (2001) que consagraron la participación de la minoría albanesa en las coaliciones de Gobierno.

El DUI, a día de hoy mayoritario entre los albaneses, fue excluido en 2006 en beneficio del DPA.

El Gobierno macedonio decidió adelantar las elecciones tras el veto griego a su acercamiento a la OTAN y a la UE -por razón de la disputa histórica sobre el término Macedonia- y tras la crisis política surgida de su negativa a reconocer al Kosovo independiente, como exige la minoría albanesa.

La campaña electoral ha estado jalonada de enfrentamientos entre seguidores del DUI y del DPA. Desembocó en la muerte ayer de una persona a manos de la Policía, en una jornada que acabó con decenas de heridos y detenidos.

Seguidores del DPA y policías cerraron los colegios electorales en bastiones del DUI. En las zonas controladas por el DPA se infló la participación.

«Es una fiesta manchada de sangre», denunció Ahmeti.