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Maite SOROA

Les puede la ansiedad

Ya no pueden disimular. Les vence el ansia por acabar de una vez por todas con la pesadilla que supone la famosa consulta de Ibarretxe y pierden hasta la prudencia con que se habían manifestado hasta ahora.

Los periódicos más cercanos a Sabin Etxea -«Noticias de Gipuzkoa», «Deia», «Diario de Noticias» y «Noticias de Alava»- publicaban ayer un muy esclarecedor editorial sobre sus más íntimos deseos.

La técnica, en este caso, es zumbar a la izquierda abertzale: «Teniendo en cuenta que PSE y PP han anunciado reiteradamente su voto negativo a la aprobación del proyecto de ley que habilitaría la consulta, la incógnita que sigue manteniendo EHAK sobre su intención de voto deja en el aire cualquier pronóstico». Hasta ahí, las cosas como son.

Lo que les inquieta viene ahora: «Repetidamente, los portavoces del grupo abertzale vienen advirtiendo de que la decisión se tomará después de la reflexión que, al parecer, están manteniendo sus bases sobre el sentido del voto de los parlamentarios de EHAK. No parece coherente este estado permanente de reflexión con las profusas declaraciones que dirigentes de la izquierda abertzale vienen haciendo cada vez que se refieren a la propuesta del lehendakari. Si ayer era la concejala navarra Mariné Pueyo, en otras ocasiones han sido la portavoz parlamentaria, Nekane Erauskin, o Tasio Erkizia en nombre de la izquierda abertzale quienes han censurado el proyecto de consulta ya sea porque no sirve para solucionar el conflicto, o porque no pasa de ser una nueva reforma autonómica, o porque no tiene en cuenta a Navarra». Y, ¿que obsta todo ello para que se mantenga abierta una reflexión sobre asunto tan importante? Lo veremos enseguida.

Lo que les pica como ortiga en la pantorrilla es que las gentes de la izquierda abertzale «seguirán en su indefinición táctica hasta el último momento o, al menos, hasta cuando ya hayan aprovechado con creces su papel protagonista. En el sentido más burdo de la política, lo que se espera es que orienten su voto de manera que hagan al Gobierno tripartito y al PNV el mayor daño posible. Aunque para ello haga falta repetir el extravagante reparto que aprobó el proyecto de modificación del Estatuto que Madrid ni quiso debatir». O sea, que facilitar que se apruebe la propuesta de Ibarretxe es «hacer el mayor daño posible al PNV». Bien está saberlo.

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