Le Feria del Libro, que entra ya en su último fin de semana, tuvo por protagonistas ayer a los autores del país.

En un acto celebrado en la carpa del Arenal, Edorta Jimenez (Mundaka, 1953) recibió el premio Zazpikale por las buenas ventas que sus libros en euskara tuvieron en la edición del año pasado. El autor de libros como «Speed gauak» o «Sukar ustelaren urtea» dedicó su premio a la asociación bereber Amazigh, que aboga por la escolarización de los hijos de los inmigrantes en modelos euskaldunes. Tras recibir el premio -un dibujo del pintor Zumalabe- de manos del subdirector del Área de Cultura del Ayuntamiento, Justo Ezenarro, Edorta Jimenez habló de su conexión con Bilbo, ciudad que ha sido eje principal, junto con Urdaibai, de sus libros. «Cuando empecé a escribir, Bilbao se convirtió en el eje de mi poesía; cuando me pasé a la prosa, escribí una novela loca sobre la noche bilbaina de los 80. Después, publiqué varios relatos sobre el remolcador de la Ría, en `Azken fusilak' traje a la memoria el Bilbao de los años 50 y en `El canto de los grillos' me centré en lo sucedido en el Bilbao de 1937», explicó. «Pero Bilbao está cambiando -prosiguió el escritor- y ahora está poblada por mucha gente de otras culturas que tiene derecho a que sus hijos puedan conservar su lengua. A ellos dedico el premio».

La carpa del Arenal acogió ayer también los Encuentros de Escritores Vascos, en los que tomaron parte José Luis Urrutia, Asel Luzarrraga, Joxe Arratibel y Juan Ibarrondo y donde también se presentó el libro «Sartaguda 1936. El pueblo de las viudas» (Pamiela), de José Mª Jimeno Jurío y Fernando Mikelarena, con un emotivo testimonio de un pariente de varios fusilados.