Organismos humanitarias expresaron ayer su indignación e inquietud por la decisión del Gobierno de Robert Mugabe de suspender las actividades de las organizaciones no gubernamentales, de Washington y Londres, a las que acusa de utilizar la ayuda humanitaria como una «arma electoral».

La asociación británica Christian Aid resaltó que el anuncio de Harare ha suscitado «una profunda inquietud» entre las organizaciones humanitarias que operan en el país. Cerca de cuatro millones de personas, es decir, un tercio de la población de Zimbabwe se beneficia de la ayuda exterior. «La medida va a tener un efecto extremadamente perjudicial para la gente», advirtió Judith Melby.

El responsable de asuntos humanitarios de la ONU, John Holmes, emplazó al Gobierno a revisar y derogar inmediatamente esta decisión que calificó de «deplorable».

El Ejecutivo mandó ayer un mensaje electrónico a todas las ONG pidiéndoles que suspendan sus actividades hasta «nueva orden». Les acusa de posicionarse a favor de la oposición.

El Ejecutivo de Londres fue uno de los primeros en reaccionar. Para Londres, Mugabe «utiliza el hambre de su pueblo como una arma política para mantenerse en el poder. La misión de las organizaciones que operan en Zimbabwe es puramente humanitaria. Su objetivo es alimentar a cuatro millones de personas muertas de hambre», sostuvo el ministro británico de Desarrollo, Douglas Alexander.

Para el portavoz del Gobierno, es «trágico que un país -ex colonia británica- que era capaz de alimentar a su pueblo y exportar excedentes sea hoy dependiente de la ayuda humanitaria».

En este tenso contexto, el líder del principal partido de la oposición MDC, Morgan Tsvangirai, fue nuevamente retenido en un control de carretera cuando se dirigía a un acto electoral. La segunda vuelta electoral será el día próximo día 27.