La coalición gubernamental liderada por la primera ministra, Yulia Timoshenko, perdió ayer la mayoría absoluta en el Parlamento tras la defección de dos diputados, lo que podría agudizar una nueva crisis política en Ucrania, país inestable desde la «revolución naranja» de 2004.

La coalición, formada por el bloque Timoshenko y el partido del presidente, Viktor Yushenko, contaba hasta ahora con 227 diputados de un total de 450. Con la deserción de un diputado de cada uno de los socios se queda en minoría frente al bloque liderado por el Partido de las Regiones, de Viktor Yanukovich.

La relaciones entre Timoshenko y Yushenko son tensas desde hace meses. La prensa ucraniana daba por hecho su ruptura, y sólo divergía a la hora de poner la fecha. Estas deserciones pueden acelerar el proceso.

Eterna rivalidad

Yushenko y Timoshenko colideraron la llamada «revolución naranja» que desalojó del poder al presidente Leonid Kuchma y llevó a la oposición a su delfín, Yanukovich, hombre fuerte en las regiones rusoparlantes del este y sur de Ucrania.

La primera cohabitación entre los dos líderes naranjas duró sólo siete meses. Las rivalidades personales y las luchas elitistas por el poder desembocaron en la destitución de Timoshenko.

Dos años más tarde, vencieron por los pelos en las legislativas frente a la coalición de Yushenko con socialdemócratas y comunistas, y Timoshenko volvió a liderar el Ejecutivo.

Volodimir Fessenko, director del centro de estudios políticos Penta, augura que el presidente disolverá el Gobierno dentro de un plan para debilitar a Timoshenko y reeditar un pacto con el Partido de las Regiones.