«La manera de proseguir nuestro combate ahora, de lograr los objetivos que nos habíamos fijado, es poner nuestra energía, nuestra pasión y nuestras fuerzas para hacer todo lo que podamos para que el senador Barack Obama sea elegido el próximo presidente de EEUU», manifestó Hillary Clinton en el Museo Nacional de Washington en una intervención que arrancó numerosos aplausos pero también algunos silbidos entre las aproximadamente 2.000 personas reunidas.

«Suspendo mi campaña, felicito a Obama por su victoria» y le «aporto mi pleno apoyo», anunció una de las protagonistas de la encarnizada lucha que se ha mantenido en el seno de la formación demócrata para lograr la nominación.

«Nadie mejor que la senadora Clinton sabe cuán desesperadamente EEUU y el pueblo estadounidense necesitan un cambio, y yo sé que ella continuará estando al frente de esa batalla este otoño y por muchos años», indicó Barack Obama en un comunicado publicado algunos minutos después del discurso de Hillary Clinton.

Sin definirse aún el lugar que ocuparía la senadora en la campaña del candidato demócrata, partidarios de Clinton abogaban para que figurara en el «billete» demócrata como candidata a la vicepresidencia. Pero es Obama quien debe decidirlo y tiene de plazo hasta agosto. La senadora se limitó a decir que se ha sentido orgullosa de ser «una mujer compitiendo por la presidencia» y que del mismo modo se sentiría igualmente «orgullosa» de ejercer como segunda al cargo.

Obama declaró sentirse honrado por el apoyo mostrado por su hasta ahora rival y señaló que «ella rompió barreras en nombre de mis hijas y de las mujeres en todas partes, que ahora saben que no hay límites para sus sueños. Y ella inspiró a millones con su fortaleza, su coraje y su inquebrantable compromiso con la causa de los trabajadores estadounidenses».

El ex presidente Bill Clinton, su hija Chelsea y su madre, Dorothy Emma, arroparon a una Hillary Clinton que trasladó una sensación agridulce a sus seguidores al iniciar su discurso, el más personal y emocionado de la campaña, señalando que «no es la clase de reunión que preveía, pero sí su compañía». Homenajeó a sus partidarios y, en particular, a las mujeres, y prometió que «seguiré aportando mi apoyo todo el tiempo y por todas partes, de todas las maneras que pueda».

También rindió un homenaje inesperado a su marido Bill Clinton que, para algunos comentaristas, con dificultó su campaña. «Hicimos progresos notables durante los años noventa con un presidente demócrata».

«Yes, we can»

Durante su intervención no dudó en hacer suyo el lema «Yes, we can (sí, podemos hacerlo)» de Obama, a quien citó una quincena de veces.

Se preguntó si Estados Unidos estaba preparado para tener a una presidenta al frente de la Casa Blanca, así como un presidente negro. «¿Puede Estados Unidos tener una mujer como comandante en jefe? Sí, puede ¿Y puede Estados Unidos tener un presidente negro? Obama es la respuesta a esa pregunta», afirmó en la frase que generó los aplausos más sonados de su discurso.

Pero la senadora también se proyectó en el futuro, afirmando que llegará el tiempo en el que una mujer entrará a la Casa Blanca como presidente.

«Si podemos lanzar a 50 mujeres al espacio, podremos un día lanzar a una mujer hacia la Casa Blanca», manifestó, antes de afirmar que, «aunque esta vez no fuimos capaces de romper el techo de cristal (...) será más fácil la próxima vez». Anunció que continuará «haciendo lo que hago desde hace tiempo: trabajar para para dar a a todos los americanos las mismas oportunidades de las que me beneficié».