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«El 25% de los ocupados trabaja con sustancias cancerígenas cada día»

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Andonina TARDÓN, Experta en epidemiología del cáncer laboral

Es epidemióloga y experta en cáncer laboral. Profesora titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Oviedo y secretaria científica del Instituto de Oncología, pasó por Bilbo para explicar que el cáncer laboral está oculto, pero que hay muchos trabajadores afectados.

Andonina Tardón participó en la primera jornada del III Congreso Internacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que, organizado por Osalan, se desarrolló de miércoles a viernes en Bilbo. El cáncer profesional es un grave problema que afecta al conjunto de la UE, ya que fallecen al año 90.000 trabajadores según estimaciones de la Agencia Europea para la Seguridad y la salud en el Trabajo.

La experta internacional señaló en su exposición que el 83% de las enfermedades profesionales no aparecen en los registros oficiales y que se calcula que al año se producen alrededor de 8.000 casos de cáncer laboral por término medio, pero sólo se declaran a nivel oficial 7. En el Estado español mueren por cáncer laboral entre 1.500 y 2.000 personas al año, aunque las estadísticas oficiales tampoco lo reflejan. La realidad es que el cáncer laboral es invisible, de tal manera que la responsabilidad de las empresas y de la propia administración queda oculta ante la falta real de datos.

¿Qué es el cáncer laboral?

Para que un cáncer se considere laboral tiene que cumplir unos criterios. El primero es que el trabajador esté en contacto con una sustancia química, física o biológica, que se considere cancerígena. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) es un organismo de la Organización Mundial de la Salud, que define en base a estudios epidemiológicos si una sustancia, que se usa en el medio industrial o en el medio ambiente, es cancerígena. La IARC clasifica las sustancias en el Grupo I cuando hay suficiente evidencia; en Grupo 2A, cuando es probable; y en el Grupo 2B, cuando es posible.

¿Todas esas sustancias están presentes en la actividad productiva?

Casi todas. Las nuevas que aparecen en relación a las que se usan no representan más de un 5%. Desde 1972, la IARC ha evaluado a 900 agentes, mezclas o situaciones de riesgo. 91 se han clasificado como cancerígenos en humanos; 66 más se consideran como probables cancerígenos y 241 como posiblemente cancerígenos.

¿Estriba la dificultad en que tarda tiempo en aparecer una vez que se está contaminado?

El mayor problema que tiene el cáncer es que desde que empieza la mutación genética, por así decirlo, producida por la contaminación ambiental, hasta que aparece el cáncer pueden pasar 10, 20, 30 ó 40 años, como está sucediendo en muchos casos con el mesotelioma por amianto. Me pregunto, como lo hago con mis alumnos en el primer día de clase, ¿Cuánto cáncer se tiene que producir en el trabajo? ¿Cuantas enfermedades por cáncer tienen que haber entre los trabajadores? Ninguno. Tiene que haber cero, porque conocemos la sustancias químicas conocemos el proceso, pues hay que protegerse frente a ese proceso. Es decir, la responsabilidad es completa.

Entonces, ¿por qué hay trabajadores afectados por el cáncer?

Nos olvidamos de que el trabajador, a lo mejor, desconoce a lo que está expuesto, con lo cual tiene que estar protegido como indica la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Debería de ser muy fácil.

Ya, pero no ocurre así

Todo trabajador tiene que conocer el riesgo a que está sometido en el trabajo. Si está trabajando con piezas en un baño de níquel para la industria de automoción, el peligro que tiene es el cáncer de cavidad nasal. Se sabe específicamente. En las fundiciones de hierro, con el acero, las nieblas de alquitrán y en los centros en los que hay hidrocarburos aromáticos policíclicos se sabe que provocan cáncer de pulmón. Si está usted pintando o es un peluquero debe saber que podrá contraer cáncer de pulmón o de vejiga. Se sabe muy bien. Si se conoce la sustancia química que se utiliza, se sabe donde está el peligro. Entonces, los trabajadores tienen que conocer con qué trabajan y tienen que tener disponibles los equipos de protección adecuados. En los servicios de protección general en la industria por los humos y las nieblas tiene que haber un sistema de ventilación forzada, el trabajador no se puede acercar sin mascarilla a esos lugares, tampoco sin guantes, por ejemplo. Si se hiciera bien, haría que el cáncer en el trabajo fuera ninguno, pero no es así. Hay bastante.

¿Como se puede evitar ?

El tema es que no aparezca. Los epidemiólogos creemos en la educación para cambiar comportamientos. Tiene que empezar desde la escuela. El trabajador tiene que exigir prevención.

Y el empresario la tiene que dispensar, como dice la ley

El empresario tiene que saber que es su obligación ponerla. Es decir, son tres agentes los que deben intervenir: los trabajadores, los empresarios y la Administración. Hay que colaborar entre los tres, porque los que más tienen que perder, en este caso, son los trabajadores, que son los que se juegan la vida en el trabajo.

¿Todos los cancerígenos están considerados como enfermedad profesional?

De todos los cancerígenos a los que se estima que están expuestos los trabajadores, algunos de ellos se consideran enfermedad profesional y otros no, como la sílice. El trabajador puede ir al Juzgado de lo Social para reclamar, pero tiene que andar siempre en pleitos. Hay un grupo de trabajadores que está llegando a la edad de jubilación o está teniendo procesos que pueden estar relacionados con su trabajo anterior, que hay que diagnosticarlos, valorarlos, y esa gente tiene que tener los derechos reconocidos. Un montón de jóvenes se está incorporando al mundo laboral y, desde luego, tienen que conocer los riesgos a los que están sometidos.

¿A cuántos afecta el cáncer laboral en el Estado español?

En 2005 se declararon siete casos de cáncer laboral. No es creíble. Es irrisorio. Hay un importante subregistro de enferme- dades profesionales, que asciende al 83%, según los estudios realizados. El impacto del cáncer laboral varía según las fuentes y métodos empleados, pero se encuentra en un término medio de 8.000 casos al año, entre 3.000 y 14.600 que indican los diferentes estudios. Se calcula que el 25% de la población ocupada está en contacto con los productos cancerígenos, lo que muestra la magnitud del problema existente en el mundo laboral con este tema.

¿Porqué tanto ocultismo?

Los médicos de atención primaria no piensan en él. Los médicos son un colectivo que se tienen que dar cuenta que el trabajo influye en la salud de las personas. Hay que interrogar al individuo no sólo sobre lo que come, sino sobre el estilo de vida, dónde trabaja y qué sustancias utiliza. Muchas veces, una persona va al médico y le dice que trabaja poniendo frenos. En ese momento, el médico le debería de indicar los riesgos y así despertarle un poco en la materia preventiva, que desconoce y, por lo tanto, no actúa.

¿Es lo que pasó con el amianto?

El desconocimiento fue muy alto con ese mineral que ya se conocía desde los años 30 del siglo pasado su poder cancerígeno. Actué de perito en una ocasión en la que un trabajador, que era una persona supermetódica, se cuidaba mucho, no fumaba, caminaba mucho y tenía una vida saludable, decía que trabajaba con traje de amianto. Se sentaban en mantas de amianto y con la navaja que cortaba el amianto para recubrir la chimenea del horno, cortaba el bocadillo después. Sin duda es un tema claro de desconocimiento.

Eso pasó en Babcock Wilcox y a la viuda del trabajador le han tenido que pagar una indemnización y prestaciones, pero después de pelear mucho en los juzgados.

Sí, hay que pelearlo.

¿Por qué?

No lo sé muy bien, porque se sabe todo respecto a esas sustancias que provocan cáncer.

Jukka Takala, director de la Agencia Europa, asegura que en la UE hay 167.000 muertes, de ellas más de 90.000 de cáncer laboral, ¿qué piensa de este drama?

El gran problema que tienen las sustancias químicas es que demostrar que es cancerígena lleva tiempo. La mutación genética tarda, como mínimo, diez años en detectarse. No es un problema científico, sino que para decidir si una sustancia es cancerígena, los pasos son muy laboriosos, lo que alarga el proceso de decisión final. Un trabajador que está lijando una ma dera tiene que tener en cuenta que el polvo de la madera produce cáncer de nariz. Para saber eso se ha necesitado un proceso de detección de muchos años. Si lo aspira le va a producir cáncer dentro de unos años. Empezará con rinitis y en quince o veinte años un cáncer. El mismo trabajador tiene que saber que, si no se pone la mascarillla, va a sufrir. El servicio de prevención le tiene que observar ese riesgo.

Juanjo BASTERRA

«La sílice es un producto cancerígeno y la Industria no lo tiene en cuenta»

¿Por qué si la sílice es cancerígena no aparece en el listado de enfermedades profesionales para tener en cuenta ese mineral?

La sílice está teniendo mucha contestación por parte de la Industria y es muy preocupante. Quedó fuera del listado de enfermedades profesionales, lo que lamento. Porque tanto el amianto como la sílice están provocando mucho cáncer. Ese polvo blanco de las canteras, de los trabajos de cerámica, limpieza abrasiva, de corte de baldosas, etc. significa que su inhalación te va a generar cáncer en unos años. Los trabajadores expuestos en canteras son los segundos afectados por los riesgos del cáncer, después de los trabajadores al aire libre que sufren radiación solar. Luego está el riesgo del tabaco pasivo, le sigue el humo de los vehículos diésel y los pintores, debido a su contacto con sustancias cancerígenas que se encuentran en las pinturas.

¿Qué deben hacer los trabajadores?

Los trabajadores tienen que conocer los riesgos. Nada más entrar en la empresa, lo mismo que se preocupan de qué pala tienen que usar, como está la máquina, tienen que saber con qué sustancias trabajan que les puede provocar cáncer, no de manera inmediata, sino que les va a aflorar en veinte años, por ejemplo, todo por no haber estado protegido ante esas sustancias peligrosas.

¿Para eso los trabajadores deben estar formados?

Eso dice la ley.

Y si no es forman, ¿qué hacen?

Lo tienen que pedir. Todas las empresas tienen servicios de prevención, a lo mejor es que se debe interpelar al Servicio de Prevención. Los trabajadores deben conocer qué riesgo tienen el torno, la soldadura, la grúa, etc y qué deben hacer para protegerse. Eso tiene que hacerlo la empresa, el servicio de prevención. Es cierto que una de las lagunas se encuentra en la prevención, sobre todo, porque existe una infradeclaración y no se conoce el problema en toda su magnitud.

Juanjo BASTERRA

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