La progresión que mantiene Koldo Fernández de Larrea en las últimas temporadas le permitió disfrutar ayer con una de sus mayores alegrías. El velocista de Euskaltel-Euskadi no pudo elegir mejor escenario para adjudicarse su primer triunfo como profesional en Euskal Herria: bien cerquita de casa y ante su familia.

Y como dicen que lo difícil de conseguir se aprecia aún más, la alegría debió ser doble para el corredor alavés, que partía como favorito en las quinielas, pero que tuvo que exprimirse para levantar los brazos. La velocidad del pelotón, algún intento de salto y las rotondas complicaron la carrera en los últimos kilómetros, descolocando a lanzadores y sprinters, con lo que Fernández de Larrea tuvo que remontar unas cuantas posiciones para acabar superando a Baden Cooke y José Joaquín Rojas en la misma línea de meta. Se adjudicaba así su tercer triunfo de la temporada, tras las volattas de Murcia y Castilla-León, y su buen papel en el Giro.

Antes del derroche de fuerza que tuvo que realizar el alavés, fueron sus compañeros los que se vieron obligados a exprimirse. Los movimientos en el pelotón comenzaron con el tempranero ascenso a Opakua y acabaron con la formación de la esperada fuga. Serrano, Francisco Martínez, Arekeev, Pujol y Alberto Benítez marcaron el ritmo de la carrera durante unos cuantos kilómetros, en los que llegaron a alcanzar los 4.40 de ventaja. Por detrás trabajaba Euskaltel, con la colaboración de Barloworld y Orbea. Con tantas ganas, que apareció el fantasma de los abanicos, lo que obligó a los equipos de los primeros clasificados a ponerse las pilas y meterse también en la cabeza del pelotón principal.

La caza se produjo a menos de diez kilómetros de Agurain, dando inicio a una nueva carrera que ninguna escuadra acababa de poder controlar. Velocidad, saltos y rotondas estuvieron a punto de acabar con todas las previsiones, aunque la fuerza de Fernández de Larrea pudo evitarlo en última instancia.

El puntómetro, por otra parte, permitió mantener el maillot de líder a Julián Sánchez Pimienta, que hoy deberá hacer frente a la previsible ofensiva de Euskaltel y Caisse d'Epargne en una etapa que se presenta apasionante.