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Jon Iñaki Usategi Diaz de Otalora Juntero de la izquierda abertzale en Araba

PNV en Araba: un primer balance

Su pacto en Araba con el PSE le conduce a consolidar la imposición de una lengua, de una cultura, de una partición territorial, y le obliga también a apoyar, por acción y por omisión, el estado de excepción Gracias a la política que está desarrollando el ejecutivo del Sr. Agirre, la llave de la institución la tiene el PSE, de forma que es Txarli Prieto el que marca la iniciativa

Corría el año 1999 cuando un conocido militante abertzale arabarra dijo una frase que resumía parte de la historia institucional del herrialde: «¿Para qué han servido veinte años de política del PNV en Araba? Para que la derecha española obtenga la Diputación Foral». Hoy, en junio de 2008, solo ha hecho falta un año de Xabier Agirre como diputado general para concluir que la historia se repite.

Al inicio de la legislatura, la izquierda abertzale evitó que el PSE accediera al cargo de diputado general, aunque sabíamos que era una situación momentánea. Así poco ha faltado para comprobar que gracias a la política que está desarrollando el ejecutivo del Sr. Agirre, la llave de la institución la tiene el PSE, de forma que es Txarli Prieto el que marca la iniciativa en la Diputación y decide el tempus político.

Cabe hacer un breve repaso del primer año de gestión en la Diputación para observar que esta institución priman los intereses partidistas frente a las necesidades de Araba y de sus ciudadanos, de forma que puede hablarse de un pacto más que consolidado entre el PNV y el PSE en nuestro territorio histórico.

La primera muestra de ello la tuvimos en la negociación de los presupuestos. Mientras que el diputado general lo vendía como un acuerdo de responsabilidad y un cambio de cromos por los presupuestos del Ayuntamiento de Gasteiz, el PSE dejaba en evidencia quién tenía la sartén por el mango, y para muestra de ello el tratamiento del euskara en esos presupuestos.

Un segundo paso en la consolidación del pacto llegó con la elección de la dirección de la Caja Vital. El PSE obtuvo el cargo, pero permitió que personas relevantes del PNV, como por ejemplo el actual presidente de su Araba Buru Batzar, aterrizaran en puestos clave de la dirección de la entidad financiera. Por tanto, no es una mera suposición pensar que si esas plazas han sido ocupadas por políticos y no por personas con un perfil más técnico, es porque se piensa utilizar la Vital por el PNV de forma partidista para apuntalar su influencia en el territorio, recordando los viejos años de la «política del maletín». Ello sin olvidar el papel que tanto el PSE como el PNV quiere que desempeñe la Caja Vital en los ejes estratégicos del futuro inmediato, como pueden las decisiones de infraestructuras, el diseño de Gasteiz, la política de vivienda o la política social.

Pero si hubiera dudas sobre la dimensión del pacto entre ambas formaciones, todo el mundo pudo comprobar cómo, tras lo sucedido en Legutiano, el Sr. Generabarrena se prestaba a posar, mano sobre mano y como si de un equipo de baloncesto se tratara, con Alfonso Alonso, Txarli Prieto y otros políticos locales. Muchas personas pensamos, y no sólo de la izquierda abertzale, que éste y otros gestos eran innecesarios salvo que con ello el PNV quisiera demostrarle al PSE que es un valioso aliado en el camino de aislamiento del independentismo. Y no sólo para eso, sino que también es muy útil para legitimar al Estado español con todos sus símbolos, himnos y banderas incluidos.

Desde una óptica de izquierdas y abertzale en Araba, debemos observar todo esto con preocupación e incluso podemos afirmar que el PNV ha abandonado definitivamente el espacio abertzale en el herrialde. Su pacto en Araba con el PSE le conduce indefectiblemente a consolidar la imposición de una lengua, de una cultura, de una partición territorial, y le obliga también a apoyar, por acción y por omisión, el estado de excepción que aunque no está declarado oficialmente actualmente tenemos. Aunque, en ocasiones, la parafernalia de las palabras la utilice hábilmente para desdibujar la esencia de lo que aquí se pone de manifiesto.

Si nos acercamos a la realidad institucional alavesa, la izquierda abertzale siempre ha entendido la construcción del herrialde bajo unas premisas de política social y de fortalecimiento de la identidad de un pueblo. No descubrimos el Mediterráneo si afirmamos que el PNV está muy alejado de esta coordenadas, ya que para esta formación lo importante es que Diputación funcione y que gaste su presupuesto, aunque los recursos públicos no se utilicen precisamente para resolver las principales necesidades de Araba. Así, Agirre práctica la misma dejación política en materia de normalización del euskara que el anterior gobierno, dirigido por el Partido Popular. Los vecinos de Trebiñu siguen siendo alaveses de segunda, y no se observa compromiso alguno para desarrollar una política de integración real que vaya más allá de la colocación de un mástil vacío.

Además, pese a que formalmente existe un tripartito, el PNV ha desarrollado, como resultado de este pacto, lo que podemos denominar como «prietodependencia». Así, se desarrolla una política a la medida del PSE y no se hace nada que pueda disgustarle, incluso mantiene bloqueadas todas las políticas en aquellos ámbitos que no han sido nunca del agrado del PSE en Araba: euskara, pueblos, sector primario, transporte público alternativo... Pero donde no hay bloqueo es en el negocio compartido entre PNV y PSE, en el TAV o en los proyectos energéticos que quieren desarrollar en Araba.

Por todo ello, podemos preguntarnos a dónde quiere llevar el PNV a Araba. No podemos resignarnos a que los tres siguientes años de la legislatura del Sr. Agirre sean una copia del primero que ya casi ha transcurrido, aunque el pacto entre PNV y PSE sí tenga por objeto que la legislatura concluya en el mismo punto donde se inició, si no más atrás. Somos muchos, en cambio, los que nos rebelamos, los que no damos por perdidos los tres próximos años, constituyendo la izquierda abertzale una buena reserva de esperanza para el cambio.

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