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Victoria ante el Numancia

Ipurua por fin pudo celebrarlo

Hubo que esperar hasta el minuto 72, pero Ipurua acabó pudiendo celebrar la victoria que esperaba desde hacía casi dos meses. El gol de Asier Goiria premió el buen partido local y dejó los tres puntos y la permanencia matemática en el bolsillo de los azulgranas.

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Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR

Con sufrimiento, no podía ser de otra manera, pero se consiguió. Hacía casi dos meses que el Eibar se debatía con calambres a un paso de la línea de meta, pero ayer acabó su agonía. Todos los ingredientes estaban dispuestos -la mejor entrada de la temporada en Ipurua, un rival sin nada en juego y la motivación por todo lo alto- y el realmente importante acabó por llegar, aunque fuera a menos de veinte minutos del final.

Hasta ese momento se había vivido lo que bien pudiera ser un reflejo de la temporada: un gran partido de los armeros que, sin embargo, tardó en dar sus frutos. Ha sucedido este año, cuando el Eibar ha sorprendido a propios y extraños con un juego por momentos espectacular y unos resultados que, también por momentos, han permitido soñar con lo imposible; para acabar con una recta final en la que el desgaste físico y la tensión, mayor a cada jornada, ha acabado pasando factura. Pues algo similar sucedió ayer frente al Numancia -que, todo hay que decirlo, tampoco se lanzó a tumba abierta a por el triunfo-: los guipuzcoanos fueron superiores desde el pitido inicial y las ocasiones, algunas clarísimas, se sucedieron a lo largo de todo el partido. Pero la resolución no llegó hasta los últimos instantes, cuando Asier Goiria -segundo goleador ya en la historia azulgrana, con sus catorce tantos- materializaba el objetivo por el que llevaba peleando junto a sus compañeros desde el pasado mes de agosto.

La puntería

Podía haber llegado mucho antes. La falta de puntería, de hecho, fue lo único que privó al Eibar de una celebración a lo grande. Codina, Goiria, Biel Medina, Altuna, Yagüe, Markel... Prácticamente todos los jugadores tuvieron su ocasión, ya fuera en jugada, a balón parado o a la contra. Pero el gol se resistió en un primer tiempo en el que el Numancia apenas sí ofreció señales de vida.

El choque empezaba a recordar a aquella última jornada frente a un Albacete al que sólo le faltó hacer el pasillo a un Eibar al que la ansiedad estuvo a punto de dejar en la cuneta. Una sensación que fue en aumento en la reanudación, cuando los armeros pasaron algunos minutos de incertidumbre. Diego se tomó un respiro, sus compañeros protagonizaron un par de acercamientos y por los transistores llegaban noticias de resultados poco propicios en otros campos.

Un escalofrío recorrió Ipurua, hasta que la afición recordó lo importante que puede llegar a ser su papel. Los gritos de «Eibar, Eibar» obtuvieron respuesta y el equipo retomó la intensidad del primer tiempo. Yagüe, Goiria, Altuna, Txiki, Codina o Biel Medina empezaron a resquebrajar el cántaro y el pitxitxi azulgrana le dio el golpe definitivo, al aprovechar un despiste de Boris para batir a Diego.

A partir de ese momento, y pese a que lo apretado del marcador provocara que el campo lanzase un suspiro en las pocas ocasiones en que el Numancia superó el centro del campo, tocó celebrarlo. Se ovacionó, por fin, a Markel cuando fue sustituido, se coreó el nombre de Manel, al que Javier Mandiola permitió despedirse de la afición desde el césped y, por supuesto, se invadió el campo cuando Afonso Suárez acababa de certificar la permanencia azulgrana, al filo de las ocho, con el pitido final.

Los 52 puntos permiten al Eibar afrontar su segunda temporada en Segunda A. Ahora llega el turno de despedidas y recibimientos que, como siempre por estas fechas, serán numerosos.

Manix: «Estoy encantado, no le puedo pedir más al fútbol»

En lo que probablemente fue su despedida de Ipurua como entrenador del Eibar -aunque esperará a que concluya la temporada para confirmarlo-, Javier Mandiola se reconoció absolutamente satisfecho con lo sucedido, no ya en los últimos meses, sino en dos años en los que ha ascendido y mantenido a su equipo a Segunda A.

«Estoy encantado de la vida, no le puedo pedir más al fútbol; estoy encantado de lo que me está pasando», aseguró el técnico, que hizo extensible su felicidad a todos «los integrantes del club. Conseguir una permanencia en Segunda con el Eibar es para estar super contento», insistió.

En lo que respecta al partido en el que se confirmó ese objetivo, Manix reconoció que, como todos los asistentes a Ipurua, había sufrido. «En Eibar ya hemos vivido alguna situación de este tipo ante equipos que no se juegan nada. Y aunque la intensidad del rival no sea la tuya, si no eres capaz de meter un gol... Hoy hemos puesto la misma voluntad y las mismas ganas que durante todo el año y teníamos más motivación que el Numancia, pero le ha bastado con jugar con corrección para apurarnos. Pero sabíamos que con la ilusión y las ganas íbamos a acabar consiguiéndolo».

También se mostró encantado con lo sucedido Manel, que pudo despedirse desde el campo de la que ha sido su afición las cuatro últimas temporadas. «Estoy contento, sobre todo, por haber conseguido el objetivo y no tener que ir a jugárnosla en el Molinón. Pero realmente estoy muy agradecido a la afición, que durante cuatro años me han demostrado el cariño que me tienen», reconoció.

Técnico y jugadores, por último, aseguraron que intentarán echar una mano a la Real en el Sporting. «Somos guipuzcoanos y queremos que la Real esté en Primera», aseguró Manix.

A.U.L.

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