Movilización ciudadana en Bilbo
Una marcha de 3.000 vecinos exige mayor participación ciudadana
Una marcha de 3.000 personas reivindicó ayer al mediodía en las calles de Bilbo que sus veteranas asociaciones vecinales son agentes «imprescindibles en cualquier modelo de participación ciudadana» y que ya va siendo hora de que el Ayuntamiento, gobernado por PNV y Ezker Batua, les escuche. Los organismos quisieron dejar claro al equipo de Iñaki Azkuna que no quieren ser «simples espectadores en una ciudad que dependa de la especulación y del turismo».
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
El mismo día en que los crónicas oficiales aseguran que hace 708 años el riojano Diego López de Haro otorgó el título de villa a Bilbo, algunos de sus actuales moradores, en su mayoría de barrios de la periferia, salieron a la calle para reivindicar su protagonismo en el desarrollo del Botxo y su intención de contribuir «a la construcción de un Bilbao más humano, una ciudad para las personas».
Tras una pancarta con el lema «Porque los barrios también son Bilbao. Herritarren parte hartzea orain», partió al mediodía de la plaza Moyúa la marcha encabezada por representantes de los 35 organismos que conforman la Coordinadora de Asociaciones Vecinales. A partir de ahí, los manifestantes, agrupados tras las pancartas de sus colectivos, reivindicaron soluciones para los problemas que les aquejan en su vida cotidiana.
Residentes de Errekalde insistieron en su rechazo al proyecto del tranvía, al que consideran un medio de transporte no deseado, al contrario que la mejora de las frecuencias y conexiones de Bilbobus y la construc- ción de una línea de metro. Detrás, vecinos de San Francisco, Bilbao la Vieja y Zabala, divididos en dos grupos, que demandaron ambos soluciones para atajar el deterioro progresivo del tejido social de estos barrios históricos de la capital.
Fueron algunas de las demandas, como las de los vecinos de Uribarri, Zurbaranbarri, los diferentes barrios que conforman la antigua anteiglesia de Deustua, Zorrotza, Buia, Otxarkoaga, Casco Viejo, Santutxu, Olabeaga, San Adrián, Bolueta, Monte Caramelo, Masustegi, Iturrigorri, Larraskitu, Miribilla e Iralabarri, entre otros. También protestaron por el trato recibido de los responsables municipales los comerciantes del mercado de La Ribera, los colectivos antitaurinos o quienes rechazan la presencia de la bandera española en el Ayuntamiento, así como las comisiones de fiestas de los diferentes barrios y Bilboko Konpartsak.
En las escalinatas de acceso a la casa consistorial, como sucedía cuando el bastón de mando estaba en manos de la alcaldesa franquista Pilar Careaga, subrayaron su legitimidad para opinar y aportar soluciones a los problemas y retos que afronta la villa. «Porque nos consideramos vecinas y vecinos de Bilbao y porque contribuimos a su desarrollo con nuestros impuestos -manifestó Maite Garmendia, de Errekalde-, nos sentimos con legitimidad para seguir colaborando activamente en la mejora de los barrios».
Para quienes tratan de desacreditar al incipiente movimiento ciudadano, les recordó que «tenemos aspiraciones que no se atienden y un ayuntamiento con las puertas cerradas al movimiento vecinal». Garmendia, al igual que Arturo Izarzelaia en euskara, señaló que con la movilización de ayer «estamos diciendo que no queremos ser simples espectadores en una ciudad que dependa de la especulación y del turismo».
Por ello, reivindicaron una ciudad «viva en su totalidad» y «con calidad de vida, sin ruidos y contaminación, con espacios para la convivencia y la relación en la calle, donde la riqueza tenga mejor distribución y los problemas sean resueltos oyendo a los que residen en ella».
Los portavoces de la Coordinadora de AAVV aclararon a los responsables municipales que «no queremos competir con quienes han sido elegidos para gobernar la ciudad: Cada cual tiene su sitió en el desarrollo de una ciudad para la ciudadanía, pero el voto no les da el derecho a gobernar con carta blanca».
Al equipo conformado por PNV y EB le pidieron que «cumplan con su papel de servidores públicos, no estar en el Ayuntamiento para servirse». Asimismo, después de mostrar su disposición a mejorar sus relaciones, remarcaron que el diálogo entre las asociaciones vecinales y las instituciones tienen que ser el camino.
Respecto al movimiento social, resaltaron que la garantía de éxito de las luchas en los barrios de Bilbo «se basa en la unidad y en el respeto a la pluralidad. Las asociaciones vecinales somos -subrayaron- un cauce natural para plantear soluciones a nuestros problemas ciudadanos y así debemos seguir haciéndolo».
A la conclusión, representantes de la Coordinadora no pudieron ocultar su satisfacción por la respuesta recibida y avanzaron que, en los próximos meses, presentarán nuevas iniciativas para mejorar la calidad de vida de los bilbainos. Se trata de una nueva propuesta -consensuada con las secciones del transporte de los sindicatos UGT, CCOO y LAB- en materia de transporte público, en concreto del servicio de autobús.
La Corporación bilbaina adelantó ayer la hora de la tradicional ofrenda floral en la estatua de Don Diego López de Haro, en la plaza Circular, para no coincidir con la manifestación vecinal. El alcalde en funciones, el jeltzale Ibon Areso, fue el encargado de encabezar la comitiva oficial en ausencia de Iñaki Azkuna.