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Final del manomanista de primera

Oinatz se cala su primera txapela a base de casta, fe y defensa

Hubo sorpresa en la final del Manomanista. Oinatz Bengoetxea, que cumple 24 años en agosto, se caló su primera txapela tras batir a su paisano Abel Barriola y se convirtió en el gran protagonista de la fiesta de ayer en Leitza.

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BARRIOLA 11

BENGOETXEA VI 22

Mikel JAUREGI | DONOSTIA

«Casta, corazón y fe. Beti Oinatzen alde», rezaba una de las pancartas situadas en el rebote. En ella se encuentran los ingredientes que han hecho a Bengoetxea VI campeón manomanista. Añádanle una defensa insu- perable ayer, un sotamano que le permite aguantar a pelotaris que le superan en pegada -no rompe con él, pero tampoco cede terreno-, la calidad suficiente para acabar los tantos, un poquito de suerte en determina- dos momentos -siempre hay que tenerla para poder ganar una final- y un contrario que no acierta a hacer frente a su juego acelerado, y tendrán la receta de la victoria que consiguió por 11-22 ante Abel Barriola.

El delantero rubricó con la txapela un magnífico Campeonato en el que ha dejado en la cuneta a Iñigo Leiza, a los hermanos Olaizola -Aimer primero y Asier después- y, por último, a Barriola. Ninguno de ellos ha sabido contrarrestar su juego: velocidad, juego de aire, intensidad, defensa, capacidad de sufri- miento. Y mucha fe. Todo ello contra pronóstico. Ayer, por poner un ejemplo, se cantaron momios de 100 a 25 en su contra.

Hubo varios tantos que fueron buena muestra de ello, pero quizá el 6-14 lo reflejó mejor que ninguno. Tanto peloteado, duro, que puso en juego Bengoetxea pero que Barriola pasó a dominar con el segundo pelotazo. De ahí en adelante, cada uno siguió su guión: el zaguero castigando atrás y el delantero cortando todo lo que intentaba pasar sobre su cabeza con los pies situados entre los cuadros cuatro y cinco, soltando ahora un sotamano ahora un gancho defensivo. Hasta que Barriola se decide por una dejada en el ancho al que llega lanzándose al suelo Bengoetxea y responde con una contradejada. Increíble la alcanzada. Como dijo un compañero, hay que tener mucha fe para alcanzar aquella pelota. Nadie más en el Atano III la tuvo. Sólo Oinatz, y llegó.

Cuando no se quita...

Barriola acabó en el suelo en el primer cuadro, con los brazos alzados hacia el cielo, preguntándose quizá cómo podía meterle el tanto si no lo había hecho en esa ocasión. Fue segura- mente la fotografía que mejor ilustra lo que aconteció sobre la cancha: la impotencia de uno, el convencimiento del otro. Tras levantarse, Barriola y su botillero, Joxton Olaetxea, pidieron el cuarto descanso de los cinco de los que se disponen. Con el 6-14.

Porque tan importante resultó la determinación mostrada en todo momento por el delantero de Asegarce como la incapacidad de Abel para quitarle pelota. Sólo en un par de ocasiones consiguió que su convecino corriera atrás. No le pasaba. Y así, con el contrario esperando sobre la raya del cuatro o en el cinco como sumo, es mucho más complicado lanzarse a acabar el tanto. No lució esta vez la calidad para el remate del de Aspe: un par de dejadas y otras dos voleas definitivas. De su eficaz dos paredes apenas hubo noticias; en las pocas ocasiones que lo lanzó, Bengoetxea llegó antes del segundo bote. Y es que no es lo mismo ejecutarlo cuando notas el aliento de tu adversario en el cogote prácticamente durante todo el encuentro.

Por el contrario, Bengoetxea sí acertó cuando se decidió por el remate: un dos paredes de sotamano, un par de dejadas, seis tantos de aire (alguno de zurda marca de la casa precioso, goxo-goxo en el txoko)... En la mayoría de los casos llevó a cabo esas jugadas definitivas tras disputar tantos en los que primero le tocó trabajar y sufrir.

Algo que sobre todo tuvo que hacer en una primera parte de partido en el que sobresalieron los errores. Hasta el 5-7, nueve tantos llegaron por fallos de uno u otro, algunos de ellos fruto de la mala suerte (ese par de pelotazos de Barriola que se fueron más allá de la chapa de la pared izquierda...). Sólo se salvaron una dejada y un voleón del zaguero, y un saque de Oinatz. Pero el partido tenía vida, intensidad. Y partir de ahí, creció también en otros aspectos, como en la calidad en el remate.

Seis consecutivas perdidas

Los tantos seguían los parámetos establecidos de antemano, con mejor suerte para el más joven de los finalistas -Bengoetxea se ha calado su primera txapela a los 23 años-. Mientras el futuro campeón lograba un parcial de 1-11 que a la postre resultaría decisivo -del 5-5 se pasó al 6-16- y aumentaba su fe en la victoria, lanzándose al remate al resto de saque, a Barriola le podía la frustración. Pesaron, sin duda, las cinco finales perdidas mano a mano, bien en toda la cancha bien en el cuatro y medio, desde que en 2002 se llevara a casa la txapela del Manomanista. Ya son seis.

Lo intentó casi todo -ya era muy tarde, pero incluso se atrevió con un saque desde la pared al ancho en el 11-21-, pero ayer era el día de su paisano.

 

«Txapel hau da handiena, gogobeteta sentitzen naiz»

Minutu batzuk lehenago kantxan lortutakoa ezin sinestuta. Halaxe agertu zen Oinatz Bengoetxea Donostiako pilotalekuko prentsa aretoan. «Txapel hau da handiena, txikitatik hala ikusi izan dut. Eta lortu ondoren, gogobeteta sentitzen naiz», agertu zuen. Txapelketa hasi aurretik «zerbait» egin zezakeela pentsatu zuela ere jakinarazi zuen. Ilusio horrek emaitza handia eman dio: txapela. Nori eskainia ere bazuen: «Aiton-amonei, gurasoei, neskari, anaiari, lagunei, nire garaipenarekin poztu diren guztiei...».

«Partida gogorra izan da, baina ni gauzak argi nituela atera naiz. Dena ondo atera zait, tanto garrantzitsuetan zortea ere alde izan dut... Gaur nire eguna zen. Lasai egon naiz hasieratik, ondo nengoelako eta, batik bat, jokatzen hasi eta ikusi dudalako pilota eskutik ateratzen zitzaidala. Oso motibatuta irten naiz. Banekien ongi jarduten banuen gerra emango niola; abiadura ematen banion, airez sartuta, min egingo niola», adierazi zuen. Kazetariek partida noiz ikusi zuen irabazita galdetu ziotenean, honakoa esan zuen: «Irabazi dudanean. Bukatu arte aritu beharra dago, buruz buru buelta handiak izaten baitira».

Barriolak egindako lanaren gainean ere galdetu zitzaion. Bengoetxearen aburuz, ez zen gaizki jardun: «Ez diot utzi bere jokoa egiten, eta une batzuetan zorte txarra ere izan du. Ez du zorte handirik izan azken finaletan, baina pilotari handia da, eta berdin jarraitzen badu etorriko zaizkio aukera gehiago».

Bengoetxearen pozaren adinakoa zen Barriolaren tristura. «Barkamena» eskatuta, nahiago izan zuen komunikabideen aurrean ez hitz egin. M. J.

¿Los más ruidosos?

Los fans de Barriola y Bengoetxea VI se hicieron notar a lo largo de todo el partido. Ambas «aficiones» jalearon a su pelotari con pancartas y gritos que apenas cesaban, aunque quizá la del delantero fue más insistente. El marcador ayudaba lo suyo.

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