Un millar de soldados de la OTAN y colaboracionistas nativos lanzaron ayer, con apoyo aéreo, una ofensiva contra la guerrilla talibán, que se ha hecho fuerte en varias localidades del distrito de Argandab, a menos de 20 kilómetros de Kandahar, capital del sur de Afganistán.

La operación arrancó con un bombardeo aéreo de la OTAN contra la localidad de Ta-been. El Ministerio de Defensa del Gobierno títere de Kabul anunció que el ataque dejó un saldo de una veintena de muertos.

La misma fuente informó de la muerte de tres talibán y de dos soldados de la milicia de Kabul en otro enfrentamiento.

El general Carlos Branco, portavoz de la fuerza ocupante de la OTAN (ISAF), aseguró que «progresamos con prudencia porque queremos evitar daños a los civiles y para evitar las bombas artesanales instaladas por los insurgentes».

El mullah Sayed Ahmad, responsable de los talibán en la localidad bombardeada, aseguró que «estamos preparados para resistir. Hemos minado todas las carreteras y destruido los puentes de acceso al distrito».

«No han podido conquistar un sólo metro del territorio bajo nuestro control. No tenemos intención alguna de abandonar Argandab. Vamos a utilizar este distrito para llevar a cabo nuestros ataques contra Kandahar», anunció por su parte otro portavoz talibán, Yusuf Ahmadi.

El distrito de Argandab tiene una gran importancia estratégica, como revela el jefe local y antiguo comandante de la resistencia contra los soviéticos Nik Mohamad. «En el plano económico, sus plantaciones de granado y de uva constituyen una fuente de ingresos vital para Kandahar. En el plano militar, si los talibán logran resistir pueden fácilmente llevar a cabo sus ataques contra la capital».

Los soldados de la milicia de Kabul instalaron puestos de control en los accesos al distrito y registraban todos los vehículos. La víspera, la OTAN lanzó desde helicópteros octavillas instando a la población a permanecer en sus casas.

1.500 familias han huido, la mayoría a Kandahar, capital de la provincia a la que da nombre y uno de los bastiones históricos de los talibán.

Esta guerrilla, que defiende un islam rigorista, protagonizó el sábado pasado un espectacular asalto a la prisión local de Sarposa, liberando a un millar de prisioneros, 400 talibán.