Crisis en el organismo socioeconómico de la CAV
Lafont pide a Ibarretxe que resuelva «cuanto antes» su cese del CES Vasco
Antxon Lafont, presidente del CES Vasco, pidió al lehendakari Ibarretxe que resuelva «cuanto antes su cese». Lafont, que renunció al salario de presidente cuando accedió, considera que la existencia del veto impide la actividad y culpó del mismo, sobre todo, a Confebask.
Juanjo BASTERRA | BILBO
La marcha de ELA y LAB del Consejo Económico y Social (CES) Vasco es, a juicio de su presidente, Antxon Lafont, un punto y seguido en la crisis de funcionamiento de ese organismo sociolaboral, dado que un sólo grupo puede vetar su actividad y dejar desamparado al mismo. Para él, es necesario entrar en las causas que están impidiendo un funcionamiento normalizado de ese organismo socioeconómico y opina que la solución pasa porque cuando se realiza un dictamen se diga con lo que se está a favor y con lo que se está en contra, para que la sociedad conozca la pluralidad de ideas que hay en el seno del CES Vasco. Ayer anunció que ha remitido a Juan José Ibarretxe una petición de audiencia para conocer cuándo se va a producir su cese del organismo, tal y como pidió en octubre del pasado año.
Lafont acusó a Confebask de ejercer ese bloqueo y descartó, de todas maneras, que el debate sobre el tren de alta velocidad (TAV) haya sido el «detonante» de esa crisis, sino que «la situación no era brillante desde el comienzo». Con la llegada del nuevo presidente al CES, éste inició una serie de debates públicos sobre los aspectos que interesaran a los consejeros. «Aunque la organización corre a cargo del CES, no interviene, y son precisamente unas jornadas de intercambio de opiniones».
Debates amplios
Antes de que la propuesta de debate sobre el transporte en Euskal Herria, en el que el megaproyecto del TAV iba a abordarse, hasta que Confebask impidió el mismo, se han sucedido otros encuentros a solicitud de un grupo de unos ocho consejeros. «Se ha hablado de la Agricultura en Euskal Herria, de la Industria y la deslocalización y del Urbanismo», precisó.
Antxon Lafont confiere al CES un papel trascendental a la hora de generar opinión y debate contrastado entre la sociedad. A su juicio, la megainversión del TAV, sin duda, está cuestionada por una parte importante de los ciudadanos vascos y, desde luego, sería necesario poner en marcha ese debate para que puedan opinar sobre la necesidad o no de ese proyecto, dado que no se ha formulado un encuentro de esas características desde la Administración.
Debate público
Lafont aclaró que evitar el debate «no tranquiliza la situación. Comprendo perfectamente y deploro que empresas estén con la angustia de lo que les pueda pasar. No se puede admitir. Pero, cuando unos temas son delicados, lo peor es callarse. No creo que el hecho de que no haya debate traquilice la situación», dijo. Admitió entender los temores de empresarios y trabajadores de las compañías que se encuentran implicadas en las obras del TAV, porque también «hay puestos de trabajo que pueden desaparecer. Pero no porque el asunto es sensible, debe dejar de tratarse».
Para Lafont, «la palabra y la decisión están en la sociedad vasca y, sin duda alguna, se debe contar con lo que diga». Sin embargo, ese proceso fue abortado por el veto que ejerció Confebask para no sacar a la luz ese controvertido proyecto de tren de alta velocidad.
Esa tensa situación que el presidente del CES Vasco describió ayer la ha vivido desde el primer día. Sin embargo, según reconoció , «me hice ilusiones que iba a conseguir cambiar esta situación», pero no ha resultado, por lo que tomó la decisión de poner su cargo a disposición del lehendakari Juan José Ibarretxe. Como adelantó en exclusiva en una entrevista en GARA, publicada el pasado 20 de enero, Antxon Lafont recordó que el 23 de octubre de 2007 puso su cargo a disposición de Ibarretxe, que fue quien le nombró presidente del organismo sociolaboral a propuesta de la mayoría sindical de ELA y LAB.
En su misiva, Lafont comunicó a Ibarretxe su intención de «no ser un obstáculo» ante «cualquier modificación estructural eventualmente legislada» en el CES y le pedía que su cese se produjera «en el plazo más corto posible». Ante el silencio de Ibarretxe, a quien disculpó porque hay otros problemas en el país encima de la mesa, Lafont transmitió ayer que le ha pedido una audiencia para conocer «qué es lo que va a hacer», porque no tiene intención «de terminar mi mandato, que expira en marzo de 2009».
Criticó que ayer mismo recibió una carta de uno de los consejeros del organismo sociolaboral, aunque silenció su identidad, en la que le instaba a dimitir. «Se ve que ni han leído los periódicos, porque hice pública la decisión de poner el cargo a disposición de Ibarretxe en una `interviú' en el periódico GARA el día de San Sebastián».
Ir a la raíz de las causas
Para el presidente del CES, es preciso abordar una modificación de la ley que rige el funcionamiento del CES y, posteriormente, su reglamento, para acabar con su actual funciona- miento. «El CES está mutilado, porque un 33% de los consejeros, en este caso de Confebask, son los que tienen la llave para debatir o aprobar los documentos». El problema radica, a su juicio, en que en ese entorno «es difícil crear un ambiente de consenso» y se refirió con detalle a un ejemplo de desencuentro. «Sobre un total de 1.200 líneas del documento objeto de dictamen, había un desacuerdo sobre cuatro líneas. Sin embargo, se tuvo que tirar el mismo a la basura. No hubo pronunciamiento, por ese veto», lamentó.
En ese sentido, recordó que cada trabajo en informes y dictámenes que realizan los técnicos del CES tiene un coste de 70.000 euros, por lo que además del esfuerzo del personal al servicio del organismo, se provoca una pérdida económica para las arcas públicas, manifestó.
A su juicio, la actual situación no se resuelve «cambiando de presidente», sino que se debe de ir a las causas que la han generado. «Toda institución tiene que modernizarse», dijo, en alusión a los cambios legislativos que el Parlamento de Gasteiz iba a acometer en los organismos sociolaborales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. «Hace dos años se inició el proceso y acudimos al Parlamento y este año también hemos estado, pero no se ha avanzado nada».
En este momento, ese organismo se encuentra en una disyuntiva, porque en uno de los grupos -el de los sindicatos- falta la mayoría, el 60%. «Sin la presencia de los empresarios, tampoco los dictámenes tendrían valor, a mi juicio», concluyó el presidente del CES.
En el balance de la actividad del año pasado, Antxon Lafont y Javier Muñecas, secretario general, destacaron la intensificación de contactos con Aquitania y el mantenimiento de la Red Transnacional Atlántica, que reúne a los diferentes organismos desde País de Gales a Portugal.
Lafont destacó el encuentro que mantuvieron en las instalaciones de Azti. «Estamos interesados en todo lo que tiene que ver con la biología marina y las energías alternativas de las mareas y las olas, por lo que realizamos un encuentro muy interesante en Azti».
El presidente del CES reconoció, de todas maneras, que, aunque la Comisión Europea ha restringido hasta su casi desaparición las ayudas oficiales a este organismo, «nos hemos comprometido a mantenerlo, porque es necesario y porque, además, hemos certificado que todos los proyectos e informes que elaboramos se leen en Bruselas. Nos tienen en cuenta». Con el CES de Aquitania, por otro lado, prosiguieron los contactos para avanzar en el debate sobre el turismo y el transporte».
El año pasado el CES Vasco tuvo 23 solicitudes de dictamen, casi el doble que un año antes. Realizaron 55 reuniones de trabajo, «más de una a la semana», precisó Lafont, quien reconoció que el Parlamento de Gasteiz reclama pocos dictámenes. Sobre el Gobierno de Lakua, explicó que dos dictámenes que se estaban estudiando en el seno del organismo se paralizaron porque «el Gobierno los puso en marcha antes de nuestra decisión».
El presidente del CES realizó un balance de la actividad de 2007 y consideró que «fue un año interesante». Tuvieron 23 solicitudes de dictamen, casi el doble que un año antes y mantuvieron 55 reuniones de trabajo en ese organismo socioeconómico.
Según expresa su presidente, «el CES está mutilado. Sabiendo que se trabaja por grupos, un grupo (Confebask) impone la voluntad a la mayoría. Es decir, un 33% de los consejeros, que no es la mayoría, tiene la capacidad de decisión sobre el resto».
Antxon Lafont aseguró que la aprobación por parte de los ministros de Trabajo de la Unión Europea de la nueva directiva de tiempo de trabajo, que permite ampliar la jornada laboral máxima a 65 horas semanales, es «una grave metedura de pata». La aprobación de esa medida por parte de los ministros europeos está generando una fuerte reacción de rechazo en el conjunto de agentes sociales y sindicales, porque significa un empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores y también significa un incremento del riesgo de un accidente laboral si se eleva la jornada de trabajo. Por eso, Antxon Lafont, que es un empresario conocedor de la actividad económica, señaló que esa iniciativa es «muy Sarkozy, que dice que si quieres ganar más, trabaja más. Es una posición que nos lleva al fracaso».
Descalificó de manera abierta la decisión de esos ministros, porque «no va en el sentido de la historia», por lo que, si se va «en sentido contrario se puede resultar penalizado. Lo menos que se puede decir es que es una metedura de pata», manifestó.
El presidente del CES también realizó un análisis sobre la coyuntura económica actual. «Existe un problema de fondo importante. La historia revela situaciones que nos indican que algo va a llegar: el desarrollo sostenible». A juicio de Antxon Lafont, con el actual modelo económico «no se puede seguir. Lo cuantitativo no tiene limite. No es infinito», por lo que apuntó que se debe avanzar «hacia lo cualitativo. La crisis actual tiene que desembocar en algo cualitativo». Sí reconoció, sin embargo, que esa renovación no llegará «antes de los próximos treinta años, que es cuando creo que se darán las condiciones de vida apropiadas para emprender esa renovación cualitativa como es el desarrollo sostenible».
Explicó que los cambios llegarán desde el sector financiero. De hecho, puso el ejemplo directo de que «en poco tiempo se han limitado los préstamos a las viviendas. Es decir, la primera fase de ese cambio estará ligada al aparato financiero».
Antxon Lafont remarcó respecto a la economía vasca que «tenemos la suerte que el PIB industrial vasco es más importante y nos permite mantenernos». A su juicio, el problema reside en el tiempo. «,Cuánto tiempo podremos seguir así, si el sector de la Construcción no tira del carro en este momento?», preguntó, para explicar a renglón seguido que en el Estado francés «se indica que va bien la economía cuando la Construcción avanza, porque saben que todos los sectores aportan a la misma».
La marcha de ELA y LAB, «hasta que no se den otras condiciones», deja al grupo sindical sin la mayoría de sus representantes, ya que CCOO y UGT representan al 40% del grupo. De esta manera, se abre la incertidumbre sobre cuál será el funcionamiento.