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La demanda de un referéndum llega a la Cámara de los Lores británica

Durante la sesión en la que los lores británicos dieron el definitivo visto bueno al Tratado de Lisboa -a la espera del placet de la reina-, cuatro ciudadanos reclamaron el derecho a expresar su opinión en las urnas sobre el texto, tal y como acaban de hacer en Irlanda. Los lores tampoco quisieron retrasar a octubre la ratificación. Brown llega hoy a Bruselas tras apuntarse un tanto en casa.

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Cuatro personas que reclamaban que, al igual que ha sucedido en Irlanda, el Tratado de Lisboa sea sometido a referéndum en Gran Bretaña irrumpieron en la Cámara de los Lores, en Londres, mientras se debatía sobre el texto, con un orden del día en el que lord Howell, antiguo ministro conservador, incluyó una enmienda para pedir que la ratificación del documento que trata de sustituir a la fallida Constitución Europea se retrase hasta el 20 de octubre tras el «no» irlandés.

«Dadnos un referéndum» o «los irlandeses han votado `no'» fueron algunas de las consignas que quienes protagonizaron la protesta corearon ante los lores, según informó la BBC.

Anteriormente, el líder de la oposición, el conservador David Cameron, pidió al primer ministro, el laborista Gordon Brown, que declarase «muerto» el Tratado Lisboa tras el referéndum irlandés.

El conservador lord Leach, por su parte, destacó que Chequia ya ha decidido retrasar la ratificación de Lisboa tras lo sucedido en Irlanda.

Según explicó lord Howell a la BBC al ser preguntado por los motivos por los que presentó la enmienda, «el asunto necesita que pensamos sobre él y parece estúpido que cerremos el debate ahora y ratifiquemos el Tratado cuando está técnicamente muerto».

La irrupción de quienes demandaban el referéndum se produjo cuando la ex ministra laborista baronesa Symons defendía en la tribuna la necesidad de ratificar inmediatamente el Tratado de Lisboa. «Pedir que se retrase es un esfuerzo para retrasar el proceso legislativo que constitucionalmente corresponde al Parlamento», gritó por encima de la protesta.

La enmienda de lord Howell fue derrotada por 277 votos en contra y 184 a favor, gracias a la oposición tanto de laboristas como de liberales demócratas.

Éstos, que suponen la tercera fuerza política de Gran Bretaña, justificaron su voto señalando que la enmienda de lord Howell era «un ingenioso ardid» para bloquear la ratificación de Lisboa y «debilitar el compromiso británico con la UE».

Posteriormente, se procedió a votar la ratificación del Tratado en tercera y última lectura, logrando imponerse quienes votaron a favor del documento.

El objetivo de Brown era acudir a la cumbre que hoy comienza en Bruselas con la ratificación de Lisboa en el bolsillo. Tras la aprobación de la Cámara de los Lores, únicamente restaba el visto bueno de la reina, una simple formalidad del sistema británico.

De hecho, Brown tenía previsto que la reina de Inglaterra dieron su visto bueno hoy a las 11.00 locales [12.00, en Euskal Herria], para posteriormente poder dirigirse a Bruselas con los deberes hechos.

Antes, tiene previsto almorzar con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en París, cuando quedan menos de dos semanas para que el Estado francés asuma la Presidencia de turno de la UE sustituyendo a Eslovenia. Sarkozy ha acogido con agrado el protagonismo mediático que supone tener que gestionar el «no» irlandés a Lisboa durante su mandato.

Nada más conocerse el voto de los lores en Londres, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, mostró su satisfacción.

La UE ya se plantea que tendrá que esperar hasta octubre para responder al «no» irlandés

Los dirigentes europeos parecen resignados a esperar al otoño para ver cómo responden al «no» irlandés al Tratado de Lisboa, con la esperanza de que Chequia o Polonia no den el tiro de gracia al texto para entonces.

Tras reconocer que «hará falta tiempo» para encontrar soluciones al «no» irlandés, la Presidencia eslovena indicó ayer que espera que los 27 dirigentes de la UE adopten «un calendario para salir de la crisis» en la cumbre que celebrarán entre hoy y mañana.

Según el eurodiputado británico Andrew Duff (Partido Liberal Demócrata), especialista en cuestiones institucionales, y varios diplomáticos europeos, los mandatarios necesitarán al menos tres meses, hasta la cumbre de mediados de octubre.

No deberían ir más allá si no quieren dar la imagen de que se han tomado una pausa para reflexionar, tal y como ocurrió en 2005 tras el rechazo francés y holandés a la Constitución Europea.

El reto es que, según explica el analista Antonio Missiroli, del Centro de Política Europea de Bruselas, de aquí a octubre el análisis del rechazo irlandés haya avanzado lo suficiente para volver a solicitar a Dublín que se añada un documento al Tratado -de naturaleza jurídica aún desconocida- que responda a las principales reservas que han llevado a los irlandeses a votar «no».

Así, se plantea la cuestión de la pérdida del comisario irlandés en Bruselas, barajándose fórmulas que permiten a Irlanda seguir manteniendo influencia en la toma de decisiones a nivel de la UE, especialmente en cuestiones relacionadas con el derecho de familia y el derecho al aborto, que sigue siendo un tema sensible en la isla. GARA

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