«Son películas independientes y se pueden ver una sin la otra, pero sí las entiendo como una pareja». De esta manera explica Wayne Wang la unión que existe entre «Mil años de oración» y «The princess of Nebraska. De hecho, con este tándem el director hongkongnés repite la fórmula que ya había empleado en otros títulos clave de su filmografía como "Smoke" y "Blue in the face".

Respecto a la temática de sus cintas, Wang asegura: «Con mis películas invito al espectador a que piense en distintos conflictos, pero no quiero dar una sola respuesta». Se mantiene así fiel a su empeño por no dar lecciones morales o emitir juicios. En este camino, su nuevo trabajo, «The princess of Nebraska», concluye en que la decisión de la protagonista sobre qué hacer con su hijo -que ha emigrado a EE.UU. con la intención de abortar- recae únicamente en su persona dejando sin validez la opción que otros piensen por ella.

La escena cinematográfica china no abrirá de par en par las puertas a este trabajo debido a que la homosexualidad, bisexualidad y prostitución son algunos de los temas que se tratan, junto al principal que es el aborto. Sin embargo, Wang apunta la posibilidad de que tenga éxito en «un circuito underground de copias piratas». La «fuerte censura» del país, sin embargo, no ha condicionado el trabajo de este director. «En `Mil años de Oración' iba a tener financiación china pero me pidieron que cambiara ciertos diálogos y me negué», explica el director.

No son tan sólo los límites de la censura los que ha conocido Wayne Wang, como él mismo afirma; durante años se ha sometido a las exigencias de la industria, en este caso hollywoodiense. Actualmente, sin embargo, parece haberse decantado finalmente por su gusto y libertad creativa. La aventura por la Meca del cine ya es pasado en la carrera de Wang, «a no ser que llegue un proyecto muy especial en el que yo tenga el control», aclara el director. Por esta razón la apuesta actual de Wang descansa en pilares bien distintos a los que empleó en títulos más comerciales como lo fueron "Sucedió en Manhattan" o "Mi mejor amigo".

Su filmografía refleja un esfuerzo por la alternancia, por huir del encasillamiento, pero sus nuevos proyectos siguen la senda de la brecha cultural de la emigración. En esta misma línea, Wang trabaja ya en el "Diccionario conciso de inglés-chino para amantes", un libro de Lucy Guo, una joven china instalada en Londres, que brinda al director la oportunidad de seguir indagando en el universo femenino de las emigrantes chinas. GARA