La televisión es uno de los vehículos a través del cual se instala la moda en el pensamiento de la sociedad, y a eso lo llaman crear tendencias. Pues bien, «Sexo en Nueva York» es la serie predilecta de quienes siguen los suplementos dominicales de los diarios de mayor tirada para estar al día, en cuanto a lo que se lleva, porque el aspecto externo es la mayor prioridad. Se supone que hay que estar pendientes de lo que se cuece en la gran metrópoli, pero sin prestar atención a cuestiones menos superficiales como el 11-S, a no ser que algún paquete turístico incluya una rápida visita a la zona cero, por simple curiosidad. Los turistas ricos tienen otra ruta, que apenas sobrepasa los límites de Manhattan.

Antes estaba la excusa de las películas de Woody Allen, aunque desde que el veterano cineasta dejó de rodar allí, hasta la visita al local donde tocaba semanalmente el clarinete ha desaparecido, debido a que siempre está de gira por Europa. Ya no basta con ver el escaparate de Tiffany's o de otras tiendas lujosas de la Quinta Avenida, pasearse por Central Park, subir al Empire State como King Kong, alojarse en el bohemio Chelsea Hotel; todo eso se ha quedado desfasado.

Nuevos destinos turísticos

Ahora lo que mola es «Sexo en Nueva York», así que algunas agencias de viajes han organizado escapadas de varios días a la Gran Manzana para conocer las localizaciones de la serie. El tour de cuatro días, por ejemplo, cuesta quince mil euros. Incluye vuelo en jet privado y estancia en el hotel Plaza Athenee. Da la opción de hacer un recorrido personalizado, en el que cada fan puede escoger los comercios preferidos de su protagonista favorita. Hay visitas obligadas para comprar los zapatos Manolos Blahnik, junto con la ropa de la diseñadora de la serie Patricia Field, o para comer en el restaurante Balthazar. Y, por supuesto, no se irán sin pasar por alguno de los sex-shops situados entre el Soho y Madison Avenue.

No todas las agencias que anuncian este tipo de ofertas, si así se les puede llamar, son del todo legales. Abunda la estafa, ya que los billetes se pagan por adelantado y luego vienen las sorpresas. La prensa se ha hecho eco de viajeros que han sido timados por cantidades considerables de dinero, lo que servirá de consuelo para quienes vayan al cine y paguen el precio de su módica entrada, en caso de que salgan decepcionados de la proyección.

La versión cinematográfica de «Sexo en Nueva York» corre a cargo de Michael Patrick King, que también participaba como guionista habitual de la serie de televisión. Es un gay que dice entender muy bien los refinados gustos de estas mujeres con alto poder adquisitivo, a las que el haber superado la barrera de los cuarenta años sitúa en el máximo nivel de autoexigencia con respecto a su imagen. Para el guión ha querido que la acción respete los cuatro años transcurridos desde el final de la emisión televisiva, a fin de que sus seguidoras y seguidores se pregunten por la evolución sentimental de los cuatro personajes principales, con especial atención para el que interpreta Sarah Jessica Parker.