Los dos magistrados y los seis jurados populares que desde el lunes permanecían reunidos en la prisión búnker de Poggioreale, bajo grandes medidas de seguridad, emitieron ayer su veredicto, confirmando la cadena perpetua por «asociación mafiosa» y una serie de homicidios para 16 jefes del clan Casalesi de la Camorra, de entre los 36 imputados que fueron juzgados en 2005.

Entre los condenados a cadena perpetua están el presunto «padrino» de la familia más poderosa y despiadada de la Camorra, Francesco Sandokan Schiavone, de 55 años y encarcelado desde 1998, y Francesco Bidognetti, mientras que Michele Zagaria y Antonio Iovine, huidos de la justicia, fueron condenados en rebeldía. El Tribunal confirmó otras catorce penas de entre los treinta y los dos años para el resto.

La sentencia confirma así las 16 cadenas perpetuas emitidas en el primer histórico macroproceso contra la Camorra, que se denominó «Spartacus», como la operación que permitió la detención en Italia y el Estado español de más de cien de sus presuntos miembros. En aquella vista, en la que testificaron más de 500 personas, se evidenció la red de actividades ilegales de los Casalesi, como el control de basuras y residuos tóxicos y los homicidios perpetrados en guerras internas de esta organización criminal. Durante el juicio, cinco personas fueron ejecutadas.

El fallo de ayer modificó sólo las penas de dos acusados al condenar a cadena perpetua a Giuseppe Diana, a quien se le impuso una pena de nueve años de prisión en 2005, y rebajar a 30 años la condena de por vida que pesaba sobre Giuseppe Ruso.

Los Casalesi, una familia arraigada en Casal di Principio, en la provincia de Caserta, extendieron progresivamente su influencia en toda la región mediante una guerra que provocó mil muertes en 30 años.

El escritor Roberto Saviano, investigador y autor de «Gomorra», asegura que los Casalesi son una «confederación que reúne a todas las familias camorristas de Caserta». Formada por «violentos empresarios, jefes asesinos, constructores y latifundistas, cada uno con su propia banda armada y muy vinculados por intereses económicos en la mayoría de sectores».

Este proceso ha sido, por el número de acusados y los delitos imputados, el más importante contra mafia tras el abierto contra la Cosa Nostra en Palermo en 1986 por los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, ambos muertos en sendos atentado en 1992.