Las hordas del metal oscurecieron ayer el sol, en el veloz y atronador estreno del festival Kobetasonik en Bilbo
Piel blanca, ropa oscura y tatuajes, muchos tatuajes, inundaron ayer el estreno del festival Kobetasonik, al que el siempre fiel público heavy respondió llenando el recinto poco después de su apertura.
Anartz BILBAO | BILBO
Para cuando el festival abrió las puertas, una marabunta llenó de oscuridad la hierba de Kobetas, convirtiendo el apacible parque en Mordor, «la Tierra Oscura». Para entonces, Rob Halford, convertido en Sauron, «el Señor Oscuro», afilaba la cuchilla que después haría resplandecer capitaneando Judas Priest, pioneros del género y dioses del metal, con miles de devotos seguidores.
El silencio del monte Kobetas lo rompió Black Tide a las 14.30 h. de la tarde, cuando el transporte para acceder al festival presentaba en Termibus largas colas y una espera aproximada de una hora, con cientos de enfermos del metal que soportaban estoicamente un sol de justicia, alguno incluso luciendo con orgullo ropa de cuero con el anagrama de Judas Priest. Es el precio a pagar por la fé en el metal, una religión con multitud de adeptos, de fidelidad inquebrantable, por estos lares.
La peregrinación al Kobetasonik comenzó para muchos de ellos el jueves, por lo que a media tarde de ayer las dos zonas de acampada habilitadas estaban desbordadas por cuadrillas de heavys llegados de distintos puntos del Estado, asi como por gente «de casa» dispuesta a empaparse del ambiente y no perder detalle.
El montaje del festival no presenta novedades reseñables y mantiene, a grandes rasgos, la infraestructura utilizada el pasado año por el Bilbao Live, cuya presente edición se celebrará dentro de dos semanas.
El cierre de la jornada, de traca
Con tanto que visualizar como por escuchar, a la espera de que anocheciera muchos metaleros se entretuvieron paseando por el mercadillo y comprando camisetas, atentos, sobre todo, a la memorabilia de Kiss.
El cierre de la primera jornada presentaba ayer, a partir de las diez de la noche, un cuarteto de traca, compuesto por Ministry (que tienen previsto abandonar después los escenarios), el power metal de Helloween, presentando «Gambling With the Devil», los pioneros Judas Priest de Rob Halford «Metal God» y el brutal trash metal de Slayer.