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Las cláusulas de indemnización recogidas en cinco contratos no suponen un blindaje que impida el despido

Las comisiones con Badiola, entre las más altas del club

A los 700.000 euros cobrados por Cermeño el día de la renovación de Prieto, sólo lo supera Demetradze

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Joseba ITURRIA | DONOSTIA

Aunque Iñaki Badiola se esforzó en la Junta por presentar las comisiones que él ha pagado a representantes de jugadores como las más bajas de los últimos años en el club, la realidad demuestra lo contrario. Están entre las más caras y porcentualmente han sido las más altas.

El presidente realista dijo en la Junta que pagó el 5 de marzo 40.000 euros al agente de Mérida (un 1,33% sobre el valor que él dio al jugador); que abonó al de Martí 125.000 euros (4,17%) el 26 de febrero; 60.000 al de Nacho (5%); 50.000 al de Víctor (2%) el 26 de febrero; 51.666,67 al de Morgado el 5 de marzo; y al de Xabi Prieto 360.000 (5%).

La realidad es que entre el 26 y 27 de febrero se paga a Cermeño por Martí 250.000, en dos facturas de 125.000, y por Víctor 50.000, en dos de 25.000. En el primer caso representa un 17% del montante total de la operación y en el otro alrededor de un 10%, porcentaje que se supera en la cesión de Nacho. Al agente de Mérida y Nacho se le hace un pago el 5 de marzo de 109.371,42 euros y es difícil determinar el porcentaje de cada uno, pero ronda también el 10%.

Los más llamativos son los 700.000 euros+IVA que recibe el representante de Xabi Prieto el día de su renovación, en dos pagos de 360.000 y 340.000, éste justificado como asesoramiento en el mercado de invierno. Esta cantidad sólo es superada en la historia de la Real por los 800.000 abonados por Demetradze, aunque en este caso participaron dos agentes que redujeron en mucho el precio inicial de una operación cerrada con un traspaso de alrededor de cuatro millones de euros.

Muy lejos de estas dos comisiones están los 375.000 euros por Skoubo -su traspaso era de 2,6 millones-; los 350.000 pagados por Kovacevic en una operación todavía más costosa con seis millones de traspaso; y los 275.000 por Khokhlov, con cuatro millones de traspaso y dos intermediarios en la operación. Después aparecen los 250.000 de la cesión de Martí y del fichaje de Lee Chun So, que costó tres millones. En el polo opuesto de operaciones sin pagos de comisiones destacan los casos de Nihat, con cerca de seis millones de traspaso, o Brechet, mientras que por el de Westerveld, más de cinco millones, sólo se abonaron 100.000 por comisión.

Los «blindajes»

Otro aspecto que llamó la atención en la Junta de Accionistas fue que Iñaki Badiola señaló que había seis trabajadores con «contratos blindados». Dio las supuestas cantidades que atribuía a números del 1 al 6, aunque faltó a la realidad en las cifras que daba y además evitó dar dos detalles que sí aparecían en la pantalla de la que leía su discurso y que podía ser visto por los accionistas y televidentes. Así en el número 3 no quiso leer que tenía un límite de 42 mensualidades y en el 4 que eran 45 días por año trabajado.

GARA ha hablado de esta cuestión con integrantes de algunos Consejos anteriores y sólo habría cinco contratos que incluyen una cláusula en caso de rescisión, pero que no se pueden presentar ante la sociedad como contratos blindados porque sólo uno implicaría en condiciones normales un pago superior a lo correspondiente a los 45 días trabajados. Es el caso de una incorporación desde otra empresa, que pide a la Real que se le igualen sus condiciones. Su remuneración es la misma y, para compensar la pérdida de antigüedad, se incluiría la cláusula del trabajador número 3.

Badiola dijo que el número 2 renunció expresamente a ese derecho y en los otros tres casos la cláusula de rescisión no tendría ningún valor porque la indemnización correspondiente a un despido improcedente por 45 días por año trabajado supera lo que fija el contrato.

De la época de Uranga

La mayoría de estas cláusulas están fijadas en la época de Luis Uranga que tantos y tan justos aplausos recibió en la Junta, en la única intervención acertada de Badiola. Claro que por una parte decía que no había ninguna irregularidad de su época y luego presentaba, como si de algo escandaloso se tratara, unos contratos con unas cláusulas que no tienen nada que ver con las firmadas en el Athletic.

El objetivo de Luis Uranga era compensar la menor remuneración que tenían esos trabajadores en comparación con otras personas que desempeñaban esa misma función en otros clubes de Primera, porque en alguno de esos casos trabajar en la Real implicaba renunciar a un trabajo de mejores condiciones económicas y para garantizar su importancia en la gestión.

Lo más curioso es que ellos fueron los pilares en la época que Badiola casi puso como ejemplo en la Real, esa etapa muy positiva que fue aplaudida por la Junta el martes, y son personas que perdieron importancia con los dos Consejos posteriores. Y, paradójicamente, ahora Badiola parece querer culpar a ellos, sobre todo a uno, de lo que se ha hecho cuando había dejado de tener el peso de aquella época, que sólo recuperó a principio de esta temporada con resultados positivos.

Pues si Badiola sigue adelante en su puesto y en su línea de prescindir de los activos claves en todos los terrenos, estas personas que fueron premiadas por la importancia que tenían en la época de Uranga pueden ser algunos de los que el Consejo actual quiere prescindir. Lo que dejaría en evidencia que los blindajes no lo son tal.

RANKING COMISIONES

Por Demetradze se pagaron 800.000 de comisión, 700.000 por Prieto, 375.000 por Skoubo, 350.000 por Kovacevic, 275.000 por Khokhlov y 250.000 por el fichaje de Lee Chun So y la cesión de Martí.

CLáUSULAS

De los cinco trabajadores que las tienen en sus contratos, uno ha renunciado a ella, tres superan con los 45 días por año trabajado la cantidad fijada y uno tiene una compensación por antigüedad.

Sobre los fondos propios negativos

No se dijo toda la verdad de los criterios seguidos para presentar a la sociedad con fondos propios negativos de 25 millones, en contra de la opinión de la empresa auditora ratificada en la Junta del martes, informe que el Consejo no ha hecho público. Además, engañó a los accionistas al decir que el contrato con Kutxa se reducía de los 500.000 ¤ anuales a los 50.000 en Segunda, cuando se llegó a un acuerdo para mantener los 500.000 a cambio de poner su publicidad en los equipos de la base. Y no se reconoció que los cinco millones de Mediapro no se pueden quitar tal como deja claro el contrato hecho público por GARA, al margen de que Olszewski ha permitido contabilizar como ingresos los 15 millones de Diputación y Peiremans. Se pueden discutir estos criterios, pero resulta inaceptable decir que «se han destapado unos fondos propios negativos».

Son demasiados engaños y mentiras a los accionistas y no se puede culpabilizar sólo a Badiola. Los consejeros tienen a su alcance toda la documentación para confirmar que se ha engañado a la masa social y, después de lo sucedido el martes, deberían obrar en consonancia.

J. ITURRIA

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