«Vamos a destinar cien millones de euros de la Diputación foral de Bizkaia a la construcción de una ampliación del Guggenheim Bilbao en Urdaibai. Un nuevo soporte para los próximos veinte años de nuestro buque insignia ante el mundo para vincular el arte, la sostenibilidad, el entorno natural y la actividad económica de esta zona y de toda Bizkaia». Estas fueron las sorprendentes palabras, ayer, del diputado general vizcaino, José Luis Bilbao, que poco después el propio museo bilbaino confirmaba e, incluso, la portavoz del Gobierno de Lakua, Miren Azkarate, admitía conocer, aunque, en ambos casos dejaban claro que por el momento no pasa de ser una idea.

Una idea que, según fuentes de la propia pinacoteca, se ha fraguado estos últimos meses dentro de su plan estratégico 2009-12 -es decir, no habría partido de la propia Diputación-, y así le fue planteada no sólo a la institución foral, sino también al Ejecutivo de Lakua, que de momento espera futuros informes, y a la propia Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, que estudiará la invitación a participar.

Aunque no quiso avanzar más detalles, Bilbao quiso hacer hincapié en que el museo no sería un simple «almacén para depositar cuadros; es hacer un nuevo Museo Guggenheim, con todo lo que significa». Y fue más allá al aseverar que «no planteamos esto para sacar una medalla ni para que el artista de turno cuelgue sus cuadros, sino porque, además de arte, sostenibilidad y naturaleza, está el retorno económico claro y eso es sembrar para recoger después», añadió Bilbao, que ni adelantó plazos ni más detalles del anuncio.

Lo que parecía a todas luces un «globo sonda» del diputado vizcaino tuvo como escenario la Tribuna Euskadi del Fórum Europa, donde Bilbao desgranó sus iniciativas encuadradas en el acuerdo institucional firmado el viernes para hacer frente a la desaceleración económica.

Uno de los asistentes ayer a ese acto era el propio director del Guggenheim bilbaino, Juan Antonio Vidarte, que no se debió de mostrar muy sorprendido, ya que poco después, su subdirectora de Comunicación y Marketing, Marga Meoro, confirmaba que la propuesta era ya conocida por cuanto había partido del propio museo y no sólo la construcción de un «segundo» Guggenheim, sino incluso la propia ubicación en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

«¿En qué estado está el proyecto? En ninguno. Es sólo algo preeliminar que habrá que ir trabajando en los próximos meses, bastantes meses», se adelantaba a matizar a Gara.

Dos serían las razones, según ella, que sustentan esta propuesta: por un lado, la filosófica, como es seguir innovando y marcando tendencias; por otro, la práctica, como es dar cabida en este segundo edificio a exposiciones de gran tamaño que ya al actual Guggenheim le resultan complicadas de acoger.

El propio diputado José Luis Bilbao añadió en su intervención una más, la económica. Así, recordó que en el Guggenheim cuenta con un 680.000 visitantes extranjeros anuales. En su opinión, si la pernoctación procedente de la actual pinacoteca es de 1,8 días, se pretende «con una alternativa complementaria» incrementar la media a 2,4 ó 2,6 días. «Eso -enfatizó- es una inversión pública cuyo retorno en la economía y en el empleo es clarísimo».

Pero si ya de por sí la posibilidad de un nuevo museo de arte contemporáneo no dejaba impasible a nadie, la ubicación del mismo sorprendía aún más: Urdaibai, la única Reserva de la Biosfera de Euskal Herria, reconocida internacionalmente por la Unesco en el año 1984.

El PNV y la reserva de Urdaibai

«No es cuestión de coger la imagen del Guggenheim Bilbao y colocarla sobre una postal de la reserva de Urdaibai», se apresuraba a aclarar la portavoz del museo. «Nuestra idea al proponer ese enclave es la de intercalar el arte con la naturaleza y ése era el sitio idóneo», explicaba. «Evidentemente el programa expositivo y el proyecto de edificio están pendientes de decidir, pero tendría que tener en cuenta el entorno».

Por lo que se ve, también a la Diputación vizcaina le ha gustado el emplazamiento al hacerlo suyo con esos 100 millones de euros reservados para este proyecto -por cierto, 40 es lo que se gastarán en redactar el del futuro centri de arte contemporáneo Tabakalera de Donostia, presentado sólo un día antes del anuncio del diputado vizcaino-.

El problema de Urdaibai es que está sometido a unas estrictas normativas de protección que, curiosamente, acaban de ser cuestionadas hace sólo unos días por los alcaldes y concejales del PNV de la veintena de municipios de la comarca, que reclaman una revisión «a fondo» del Plan Rector de la Reserva, que impide el desarrollo urbanístico e industrial en la zona.

El «guardián» de ese plan rector es el departamento de Medio Ambiente de Lakua, en manos de EA. Ayer, un responsable de este área -que no ocultaba la poca gracia que les había hecho el anuncio de José Luis Bilbao- confirmó a Gara que desconocían por completo este proyecto de un museo en Urdaibai y que ni siquiera el propio partido en el gabinete Ibarretxe lo conocía. Se limitó a hacer hincapié en que las leyes que protegen esta reserva no sólo están sustentadas en «razones ambientales», sino también de ordenación del territorio.

Parece que EA desconocía esta propuesta pese a que le competía, pero no así el PNV, pues la portavoz del Ejecutivo y consejera de Cultura, Miren Azkarate, admitió que «es una iniciativa de la Diputación, abierta a la participación de otras instituciones y de la que todavía quedan muchas cuestiones que precisar y terminar de decidir».