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Escalada Hard grit

Movimiento del bueno en la escalada tradicional británica

Nicolas Favresse y Sean Villanueva se llevan la segunda de «The Mad Brown» (E7 6b). Mientras tanto, Trotter y Mc Clure repiten «Rhapsody (E11, 8c/c+), lo más duro del «hard grit» de las islas.

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

La escalada tradicional británica, sobre todo el hard grit, vuelve a las parrillas de los medios de comunicación gracias a las últimas sobresalientes actividades que se han desarrollado. Una de ellas nos lleva a Gales, y tiene como protagonistas a dos «extranjeros» de la escalada británica. Llevan ya unos meses viajando por distintas paredes europeas, y lo que más llama la atención es que les da lo mismo un estilo que otro; sobre todo si tomamos en cuentan que son belgas, y en su país, la verdad sea dicha, las paredes de roca brillan por su ausencia. Nos referimos a Sean Villanueva y Nicolas Favresse. Conocidos por los lectores de estas páginas, estos dos escaladores de primera línea nos están dando cierto trabajo, y es que de sus viajes se están trayendo unos botines de consideración.

Antes de presentarse al estilo de escalada tradicional británica, los belgas se dieron una vuelta por la emblemática zona italiana del Valle de Orco, allí donde el granito hace las delicias de los especialistas de la adherencia, el artificial y las fisuras. Pues bien, Favresse, como si no fuera con él, se lleva una sorprendente primera repetición de una de las fisuras más duras de Europa: Greenspit (8b+). Doce metros de auténtica tensión que fueron superados por primera vez por Didier Berthod en 2003. Una vez encadenada la fisura, el escalador belga declara su sorpresa a Gara: «Es simplemente fantástica y única en su estilo. La verdad es que no creía que fuera capaz de llevarme la primera repetición. Además, el encadenamiento tuvo su vidilla, ya que se me cayó un seguro en el paso clave. También porque era de noche y no podía ver bien. A pesar de todo, decidí seguir sin ese seguro; y eso que en caso de caída hubiera picado suelo. Al parecer este pequeño incidente me aportó más fuerza para llegar a la cadena. No utilicé los pocos parabolts que cuenta la línea. Fue una escalada totalmente limpia; mientras progresaba iba metiendo los seguros». Junto a Greenspit, Favresse también se embolsaba Itaca (8b).

Tras su «paseo» por Orco, la cordada belga se traslada a Gales para echar un tiento a la escalada tradicional de la zona. Para ello, se dirigen a la pared de Gogarth, una muralla rocosa que se levanta desde el mismo mar. Allí, Villanueva y Favresse realizan la segunda ascensión de la vía The Mad Brown (E7 6b).

Roca suelta y seguros malos

La línea galesa es una referencia dentro de la escalada tradicional del país; sobre todo, no por su dificultad técnica, sino por la exposición que presenta. Cuatro tiradas que no pasan del 7a de la escala francesa, pero con reuniones y seguros demasiado precarios y una roca que mejor ni tocarla.

La primera ascensión de The Mad Brown lleva el sello de la cordada Adam Wainwright-George Smith. La abrieron y escalaron por primera vez en 1996, y han pasado nada menos que 12 años hasta que recibiera la primera repetición; y además, por parte de escaladores que no son especialistas en este estilo de escalada.

Para calentar motores, la cordada belga escala vías de E6. Sienten que ya están preparados y mentalizados para darle al proyecto deseado por muchos titanes de las islas británicas. Como adelantábamos, la línea se alza sobre el mar, y tiene su desplome. Considerada la más difícil ruta de varios largos de E7, hay que rapelarla para situarse en su base.

En el descenso, ven más o menos por dónde va, y, tras cuatro días de trabajo, Villanueva y Favresse se llevan la segunda ascensión; en el caso de Favresse, a vista. Anteriormente fue probada por otro titán, Leo Houlding, pero éste no pudo encadenarla. La vía, sobre todo, se caracteriza por su roca suelta. El propio Favresse la define como un queso desplomado: «No es el típico grit británico, pero, eso sí, se trata de una roca muy peculiar. Mientras escalas, te visitan algunas focas; es realmente un sitio único. Es como si fuera un queso colgante. Todo es desplomado, con muchas grietas, y todos los agarres se mueven. Lo difícil era no caerse mientras intentabas pillar los buenos agarres sueltos o los más pequeños pero sólidos. El compromiso es realmente interesante, ya que la única salida que tienes es por arriba; bueno, o pegarte un buen remojón en el agua y salir como puedas».

El comienzo de la ruta (nace desde una cueva situada en el mar) no tiene demasiado misterio, pero después recorre, según los protagonistas, un camino imaginario; una serie de «copos» muy cuestionables, tanto horizontales como verticales. Dicho de otra forma, agarres que mejor ni mirarlos. Para asegurar la ruta, si es que se puede asegurar en condiciones, los aperturistas, por ejemplo, tuvieron un buen rompecabezas por delante. Se colgaban de la cuerda, y al asegurador le indicaba la dirección a tomar.

A pesar de lo expuesto, a Favresse le ha gustado The Mad Brown, y la considera sostenida y variada. De los cuatro largos, Favresse lideró el primero y el tercero (unió éste y el cuarto), mientras que Villanueva encabezaba la segunda tirada. Como preveían, la exposición era muy grande, y para conseguir una adecuada seguridad se llevaron dos juegos muy completos de camelots y fisureros. Asimismo, se encontraron con la sorpresa de los mosquetones dejados por Houlding en su intento. Por la aproximación al mar, estaban totalmente roñosos y no se podían ni abrir ni quitar. También se sorprendieron con unos viejos clavos pequeños metidos literalmente en el barro.

Favresse, por su parte, escalaba la vía a vista, aunque otros puedan considerarla a flash, ya que al rapelar la ruta vieron los pitones dejados por los aperturistas. Eso sí, no cabe duda de que ha sido una excelente actividad; y es que han dejado el listón muy alto, sobre todo si tenemos en cuenta que eran foráneos.

«Rhapsody», caen las dos primeras repeticiones

Nos centramos ya en el hard grit, y pasamos de una línea de varios largos a otra de tan sólo una; pero ¡menuda tirada! Lleva por nombre Rhapsody, y es lo más de lo más en la escalada tradicional británica; es decir, la ruta más dura. Se trata de la primera propuesta de E11, la realizada en el 2006 por Dave Mc Leod. Para ello, hay que presentarse en Dumbarton Rock, y tener muchas ganas, muchísimas, para superar la compleja exposición que encierra la línea. Un dato significativo: caer desde los pasos decisivos de la travesía superior suponen 20 metros de vuelo. Que se lo pregunten a los tobillos del propio Mc Leod. Protecciones precarias, riesgo físico importante en caso de caída, técnicamente compleja, muy difícil en la parte superior (8a de bloque en el paso clave)... son los ingredientes de esta particular rapsodia de E11, 8c/c+.

Pues bien, la primera repetición lleva la firma de otro «extranjero», la del canadiense Sonnie Trotter. Tras 24 vuelos, algunos de ellos de 8 metros, Trotter se llevaba Rhapsody. A las semanas, llegaba la segunda repetición; esta vez de un escalador local: Steve Mc Clure. Es una de las figuras más destacadas de la deportiva británica (recientemente, propone un 9a/a+ en Kilnsey: Northern exposure), pero también sabe apretar, y muy bien, en la tradicional: «Mis cimientos se levantaron sobre la escalada tradicional. Por lo general, su dificultad radica en el peligro que supone, en la sicología que acompaña estos itinerarios, pero es que, además, Rhapsody es durísima físicamente. Tenía esta vía como objetivo muy claro. Había oído tanto sobre ella... que al final sentí la necesidad de saber qué significaba eso del E11».

La verdad es que Mc Clure llegaba muy fuerte a este objetivo de Rhapsody; por lo menos, en la deportiva estaba firmando encadenamientos extremos. Para esta tercera ascensión tan sólo necesitó tres ensayos.

Sobre la graduación de la vía, esa propuesta de E11, los dos primeros repetidores no tienen ninguna gana de cambiarla, ya que, según ellos, la experiencia vivida en la línea es tan fuerte que resulta casi imposible empezar a decotarla. El último protagonista, Mc Clure, estaba de acuerdo con las opiniones del primer ascensionista: «No creo que Dave (Mc Leod) sobrecotara la vía, no después de su experiencia en ella. Es una escalada super dura y las caídas son realmente peligrosas».

Nada más encadenar Rhapsody, Mc Leod señaló que el golpe en caso de caída es muy violento: «Si no es E11, entonces es E10. Los repetidores lo averiguarán». Que así sea. A. A.

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