Eurocopa semifinal entre Alemania y Turquía
Con lo puesto para hacer frente al martillo pilón
Un buen número de factores sociolaborales y políticos rodean al encuentro entre germanos y turcos, donde el desequilibrio también estará presente en lo futbolístico por el gran número de bajas de los de Fatih Terim
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Hasta el Emperador, sobrenombre con el que se conoce a Fatih Terim, debería volver a calzarse las botas y reverdecer antiguos laureles como cuando jugaba en el Galatasaray ante la falta de elementos para hacer frente con garantías a una Alemania que va in crescendo.
El polémico entrenador turco, vilipendiado y admirado a partes iguales tanto por su fanfarronería como por su capacidad de motivación, se enfrenta al más difícil todavía en su primera semifinal europea.
Cuenta sólo con el once titular y dos porteros en el banquillo, con lo que incluso se ha llegado a plantear que el tercer guardameta, Tolgan Zengin, salte como único recambio a lo largo del choque en una posición que bien pudiera ser de central o de delantero estorbo.
Cuestionado por su sueldo -70.000 euros al mes, trescientas veces el salario mínimo turco- y sus decisiones técnicas, Terim cuenta con el aval de haber sabido acelerar a sus jugadores -lo aprecian como a un padre- en los momentos decisivos, habiendo conseguido hasta tres agónicas victorias consecutivas en lo que va de Eurocopa.
De tanto dejar pelos en la gatera, fruto de jugar contra el reloj y al límite del reglamento, las sanciones se han convertido en algo crónico, lo que, sumado a la plaga de lesiones, incluso antes de iniciarse el campeonato, les ha dejado prácticamente en cuadro.
Tuncay, que cuajó un excelente encuento ante Croacia, Arda, Asik y el cancerbero titular Volkan -al que la UEFA no ha perdonado su segundo partido- conforman el primer apartado, nombres a los que hay que unir los de Nihat, Servet Çetin, Güngor, Ayhan, Tümer Metin y Belözoglu, en la larga pléyade de ausentes por una u otra razón.
A Terim sólo le queda la esperanza de aferrarse a la posibilidad de protagonizar el cuarto milagro y llevar a su selección a lo más alto, después de haber alcanzado el tercer puesto en el Mundial de Corea y Japón. Tendrá que echar mano de sus habituales arengas ultranacionalistas y, sobre todo, confiar en que su hombre gol, Semih Santürk, máximo artillero de la liga turca y especialista en anotar dianas en los últimos minutos, esté especialmente inspirado.
Con lo puesto para intentar no ser machacados por el martillo pilón. Porque eso es lo que les espera a los turcos enfrente. Una Alemania que disgusta tanto en su juego en los primeros compases como avanza de manera impasible a medida que se van quemando etapas de cada torneo internacional.
Más que fútbol
Números contra ilusión, fría estadística frente a corazón, patrón versus obrero. Es la lectura simbólica de un choque en el que hay algo más en juego que el pase a una final europea. Y si no, que se lo pregunten al medio millón de seguidores de ambas selecciones que, por poner un ejemplo, se van a dar cita en la milla del aficionado ubicada junto a la Puerta de Bradenburgo de Berlín.
Una ciudad que, por cierto, vio nacer al lateral izquierdo hoy titular Hakan Balta, otro ejemplo de las enrevesadas interrelaciones sociales, políticas, laborales y futbolísticas que rodean al choque, al que hay que sumar el de Altintop, cuya madre lo trajo a este mundo en Gelsenkirchen y que milita en las filas del Bayern Münich.
Todo cuenta -el orgullo mantiene a Turquía viva en la competición-, pero de lo que no cabe ninguna duda es de que Alemania parte como clara favorita, no sólo por curriculum -ha jugado cinco finales, tres ganadas-, sino por el importante salto cualitativo que ha dado su fútbol después de apear a Portugal en los cuartos.
Los germanos, liderados por un resucitado Ballack, ya han entrado en la dinámica exponencial que les caracteriza en cuanto comienzan a afrontar eliminatorias decisivas. Saben lo que es ganar semifinales europeas -lo han hecho en cuatro ocasiones de cinco- y el centrocampista de Görlitz está ansioso por estrenar su palmarés en la presente campaña, después de haber sucumbido en Premier y Liga de Campeones. Los turcos intentarán que, como la película de Robert Redford, su lugar llamado milagro sea Basilea.
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