«La de los videojuegos -explicó ayer el comisario de la muestra, Antonio Álvarez Reyes- es la industria cultural más potente de la actualidad y prueba de ello es que genera un volumen de negocio equivalente al de la música y el cine juntos. Además, los videojuegos, que seducen e incluso crean adicción, son, como todas las industrias culturales, una poderosa herramienta de difusión de ideología y de comprensión del mundo. Por tanto, es imprescindible estudiarlos, y ése es el objetivo que persigue, desde una perspectiva cultural y visual, `Try again', inténtelo de nuevo». Un título extraído de los propios videojuegos y que, en este caso, hace referencia también a la conveniencia de intentarlo «de otra manera», desde una perspectiva crítica.

Precisamente esa perspectiva crítica, además de utilizar los videojuegos como materia prima, es el nexo común de los artistas que participan en la exposición, artistas que, por lo demás, proceden de distintas disciplinas, como las artes plásticas, la música, el cine o la performance.

En el origen, la violencia

Los videojuegos más populares están relacionados con la violencia, algo casi genético, pues nacieron a finales de los 60 íntimamente ligados a la industria militar estadounidense. No es extraño, pues, que sean varias las piezas de la muestra que hacen referencia a ello. Así, en el trabajo del colectivo Newskaming, de Uruguay, el jugador tiene que disparar sobre supuestos «terroristas árabes». Cada vez que lo hace, falla, y produce «víctimas colaterales», que automáticamente son sustituidas en la pantalla por «terroristas árabes». John Klima, por su parte, presenta un helicóptero de feria, al que ha incorporado imágenes proporcionadas por el Pentágono sobre ataques reales en Afganistán, idénticas a las de cualquier videojuego.

Las piezas «políticas» que incluye la exposición no se limitan a criticar la guerra o el militarismo. Por ejemplo, el colec- tivo italiano Molleindustria pone en solfa directamente el capitalismo a través de un videojuego sobre McDonald's: haga lo que haga el jugador para incrementar su productividad, siempre perderá. Los suecos Tobias Berstrup y Palle Torsson, por su parte, ambientan el típico videojuego basado en eliminar alienígenas en el marco del Museo de Arte Moderno de Estocolmo. El jugador puede disparar sobre los extraterrestres... pero también sobre las obras de «los grandes maestros».

En definitiva, «Try again» pone en evidencia, recalcó Álvarez Reyes, que los videojuegos pueden ser críticos, además de que también existen «otro tipo» de videojuegos», como el de Pierre Giner, que invita a la danza, o el de Joe MacKay, que propone una «ensalada» de color.