EUROCOPA Semifinales
Alemania sí evitó otro milagro de la irreductible Turquía
Un gol de Lahm en el último minuto sentenció la eliminatoria para los teutones, tras un partido repleto de alternativas
Amaia U. LASAGABASTER | DONOSTIA
Los aficionados al fútbol disfrutaron ayer con una noche espectacular. Juego, alternativas, goles... Poco más se le puede pedir a una semifinal de la Eurocopa. Quizá, que por una vez gane el pequeño, en este caso Turquía, que volvió a ofrecer un ejemplo de fe inquebrantable.
Pero fue Alemania la que se llevó el gato al agua. Sufriendo hasta al último minuto y sin mostrarse superior a su rival, pero con tres goles que le colocan en la sexta final de su historia. Los otomanos tendrán que consolarse con pelear el sábado por la medalla de plata, probablemente mucho más de lo que soñaba en vísperas de esta Eurocopa. Pero la historia podía haber sido diferente para ellos, si ayer hubiera tenido un poquito más de puntería. O Alemania un poquito menos.
Porque la pegada fue lo mejor del equipo de Joachim Löw, que bailó al ritmo de su rival durante muchísimos minutos. Pese a partir con un once de circunstancias -casi tuvo que tirar de los utilleros para completar la convocatoria ante la avalancha de bajas-, Turquía se lanzó a por el partido desde el pitido inicial. Presionando, robando y atacando con muchos jugadores, tuvo a los teutones encerrados en su campo durante todo el primer tiempo. Sólo salieron para responder al gol de Borat, que aprovechaba un rechace del larguero para batir a Lehmann. Cuatro minutos después, Schweinsteiger firmaba el primer ejemplo de la efectividad germana, con un bonito gol.
No hubo más noticias de su equipo hasta pasado el descanso. Sólo en esos primeros minutos de la reanudación pareció superior pero, curiosamente, fue entonces cuando no acertó a marcar. Tampoco colaboró el árbitro, que se comió un claro penalti sobre Lahm -aunque posteriormente haría lo propio con un agarrón a Kazim en el área-.
Como en la primera parte, fue entonces cuando los de Löw volvieron a encontrarse con la portería. Esta vez con la colaboración de Rustu, que salió fatal, posibilitando que Klose cabecease un centro a la olla. Un gol que podría haber finiquitado cualquier otro encuentro, pero no ante Turquía, semifinalista de la Eurocopa a base de carambolas. Efectivamente, y pese a que el cansancio se iba haciendo evidente, el gol del empate no tardó en llegar. Un minuto después de que Lehmann evitase un gol olímpico, Sabri se lució con un jugadón en el lateral del área y Semih correspondió metiendo la puntera para empatar.
Con sólo cuatro minutos por delante, la prórroga parecía cantada pero, eliminada Italia, la otra eterna favorita del continente se hizo con su flor. Y con algo más, la verdad, que los italianos han sido incapaces de ofrecer a lo largo de todo este campeonato: una gran combinación entre Lahm y Frings que el lateral germano envió al fondo de las redes, estableciendo el definitivo 3-2 en el último minuto y poniendo el punto final a un partido espectacular y a la trayectoria de Turquía en una Eurocopa que le costará olvidar.
De alguna certeza nacen los tópicos y en el caso de Alemania se dice que gana siempre porque lo hace... casi siempre. La escuadra teutona es, en vano, la que más Eurocopas luce en sus vitrinas; tres, tantas como entorchados mundiales.
La del domingo será la sexta final de la cita continental para Alemania, que consiguió el título en 1972, 1990 y 1996. En sus otras dos finales, 1976 y 1992, cayó ante la ya extinta Checoslovaquia y Dinamarca, respectivamente.
Sus últimas participaciones en la Eurocopa, sin embargo, se habían saldado con un rotundo fracaso. Tanto en la cita de Bélgica-Holanda, como en la de Portugal, tuvo que hacer las maletas a las primeras de cambio, al caer eliminada en la primera fase.
En la última fase clasificatoria también sufrió sus reveses, con empates ante Chipre, Irlanda y Gales y una dolorosa goleada en casa ante Chequia, lo que, de hecho, le hizo clasificarse como segunda de grupo. También pasó en segundo lugar a cuartos, pero un buen partido ante Portugal y su victoria frente a Turquía le colocan en uno de sus destinos habituales, la final.