Para algunos, el pico Etxekortea, situado en el macizo de Arbaila (Zuberoa), está considerado como uno de los 50 más bellos de Euskal Herria. Ante semejante honor, proponemos esta desconocida ruta montañera.

Desde Arla

Arla, inicio de esta excursión, es un bien conservado conjunto de caseríos, donde finaliza la estrecha carretera que llega de Donaixti. Allí nace un ancho camino carretil, indicado como «Sources de la Bidouze». Está el mendizale en las puertas de la «selva de Arbaila», un bien conservado y misterioso macizo con muchos alicientes. En la frondosidad del bosque nace el Biduze, caudaloso río que desembocará en el Aturi. El camino, sin apenas desnivel, avanza por el S, en busca de las cuevas del nacedero. Tras 3 kilómetros, 40 minutos, y en la inmensidad del bosque, paralelo al ruidoso Biduze, que con cascadas circula hacia el valle en estrecha quebrada, un puente indica el cambio de orilla. Ahora es una inteligente senda, hermosa y deslumbrante, la que conduce al excursionista, en ascenso, hasta el circo rocoso donde aparece la gran cueva en la que surgen las aguas del territorio kárstico. La gruta principal, atractiva e impresionante, tiene enfrente otra más pequeña donde también brotan las aguas, que descienden por la garganta.

Etxekortea se encuentra en el extremo E de la sierra, por lo que hay que cambiar de rumbo. Para ello hay dos fórmulas. La mas aventurera es la de las escalas, que supera el anfiteatro por el farallón más bajo, pero con la advertencia de que están muy deterioradas y un cartel indica la prohibición de progresar por ellas, aunque los montañeros experimentados pueden hacerlo con prudencia. Una vez en la explanada del coliseo, un camino en balcón, a la izquierda, indica la ruta hacia el pico. Sin embargo, la fórmula actual recomendada es regresar al itinerario principal hasta alcanzar el cruce que, en continua subida, llega hasta la unión con el que llega en balcón desde las escaleras. Este increíble aintzinako bidea desemboca en terreno despejado bajo las boscosas cimas de Zumbía y Elsarre. Después aparece, sorpresivamente, un excepcional circo herboso colgado en altura, donde hay un pequeño lago, adornado con el cayolar de Etxekortea y muchas cabezas de ganado vacuno. Y encima, 300 metros más arriba se presenta el gran pico de Etxekortea, altivo y voluminoso. No tiene camino, cada deportista traza el suyo, en un ejercicio duro. El desnivel se supera por un «muro» herboso, exigente; y se recomienda el itinerario del filo. El panorama desde la cumbre es hermoso, dilatado, inigualable e inolvidable.

El regreso recomendable es otro clásico de Arbaila: Desde la borda pastoril nace una buena pista. El viejo camino se mantiene en el bosque. Son dos posibilidades. La pista es buena y directa, sumergido en el bosque, y en 2 kilómetros coloca al deportista en el col de Kategorena. Allí nace un precioso camino muletier que, con precisos lazos, pierde rápidamente altura hacia el Biduze, indicado como «Sentier des palombes», llegando hasta el col de Napale, emblemático centro de caza con puestos y redes. Hasta allí accede una estrecha carretera rural que se sigue en descenso hasta un depósito de agua, para allí abandonarla y por la izquierda y sobre tierra finalizar la excursión en el caserío de Arla, tras una inolvidable, diferente y hasta secreta ruta montañera.