«El futuro de los baserritarras pasa por vender de forma directa, sin intermediarios»
Ainhoa Iturbe, de Arisketa Baserria en Ajangiz, mantiene una explotación agrícola ecológica. Sabe a ciencia cierta que el futuro de los baserritarras en Euskal Herria pasa por vender de forma directa los productos porque, de lo contrario, «no podremos sobrevivir».
¿En qué situación se encuentra su explotación ecológica en la actual coyuntura de que a los agricultores se les paga poco por el producto y, sin embargo, a los consumidores nos cuesta dos, tres y hasta siete veces más?
Nos dedicamos a la agricultura ecológica y nos ha obligado a realizar venta directa en el mercado de Gernika y a las asociaciones de consumidores directamente. Gracias a ello, no sufrimos este problema. En nuestro caso, comprobamos de forma clara quién se queda con el margen más importante del producto y, como está claro, no es quien lo produce, sino esas grandes distribuidoras.
¿Qué producen en su explotación de Ajangiz?
Producimos hortalizas de todo tipo, también tenemos árboles frutales. Contamos con tres invernaderos de 1.500 metros cuadrados y una hectárea y media al aire libre. Ahí tenemos 8.000 metros de árboles frutales como el kiwi, y al aire libre producimos alubia, maíz, calabaza, etc.
¿A cuánto vende las alubias, por ejemplo?
El kilogramo de alubia lo estamos vendiendo en la plaza de Gernika y donde distribuimos nosotros mismos el producto a 12 euros. En el supermercado puedes encontrar alubias por tres euros. Es cierto, pero esconde una trampa, porque no se paga el coste real y porque, en este caso, se pagan impuestos para que haya carreteras, se paga por la contaminación...,que no está imputado en ese coste final del producto.
Es un problema importante, porque también en origen el agricultor recibe mucho menos de lo que en realidad debiera de costar esa producción.
El problema de los agricultores es el precio en origen. Por ejemplo, al ganadero se le paga el litro de leche a 38 céntimos de euro, pero la leche aparece en las estanterías de los supermercados a 95 céntimos de euro. Estamos hablando de que el precio de venta al público se ha multiplicado por dos veces y media, por encima de lo que se le ha pagado a los ganaderos.
¿A qué se debe esa distorsión tan grande?
La razón se encuentra en que ellos intentan traer los productos lo más barato posible. Llegan desde terceros países. Es lo más barato posible, pero se obtiene explotando a los trabajadores, agricultores y ganaderos de otros países. Por ejemplo, compran la carne en Argentina en granjas intensivas donde se trabaja en condiciones de esclavismo. Los trabajadores duermen en la explotación, trabajan allí largas jornadas y, al final, les pagan una miseria. De esa manera, el coste de ese producto es bajo para ellos. Llega aquí la carne a un euro el kilogramo, cuando aquí producir ese kilogramo de carne nos cuesta más de diez veces. Es así, las grandes distribuidoras intentan bajar los precios lo más posible para quedarse con el mercado. Pero el perjudicado es el baserritarra, que ve que le cuesta producir mucho y obtiene precios de hace veinte años.
Su apuesta, por lo tanto, es la venta directa para poder romper esa cadena de distribución que paga precios bajos en origen y obtiene grandes beneficios.
Es la principal salida que tenemos. En este caso, en Euskal Herria no nos queda otra alternativa que producir calidad y vender directamente. Es decir, yo te vendo a ti mi producto y salimos los dos ganando. De la otra manera, nunca ganamos nosotros. En este momento, sin embargo, desde la Administración pública se tendrían que tomar medidas claras en apoyo del baserritarra.
¿No es un fracaso que durante las dos últimas décadas, por no echar la vista más atrás, se esté hablando siempre de alianzas con el consumidor y todavía no se haya conseguido ese canal de venta de confianza?
Es un fracaso total. Pero, sin lugar a dudas, hay que hacer algo. Cuanto más esperemos, peor nos va a ir. La situación del sector primario es cada vez peor. Están desapareciendo baserritarras cada minuto precisamente porque no pueden soportar los costes de producción. Hay que darse cuenta de que al ganadero que vende la leche le han subido mucho el precio del pienso y el transporte se ha encarecido.
¿Sin venta directa no hay venta ecológica ni productos de calidad?
No podríamos vivir. Sería imposible. Tenemos que romper esa cadena del oligopolio.J. B.