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Hernani, 12 de julio, cita para denunciar diez años de libertad sepultada

El próximo sábado 12 de julio se celebrará en Hernani una fiesta de carácter reivindicativo con motivo del décimo aniversario del cierre del periódico «Egin» y de la emisora Egin Irratia. Con ésta y otras iniciativas, un grupo de trabajadores y colaboradores de ambos medios de comunicación se ha echado a la espalda la responsabilidad de devolver al primer plano de la actualidad lo que siempre permanecerá en la memoria de este país: el brutal ataque a la libertad de expresión que sufrió Euskal Herria aquella noche de verano de 1998. Un ataque que dio al traste con más de dos décadas de historia del periodismo vasco y que tuvo como consecuencia no menos grave la detención y el encarcelamiento de algunos de los responsables de aquel robusto proyecto de compromiso con la información.

Como ayer mismo recordaba Jon Maia en el acto de presentación de la fiesta del sábado 12, quienes cerraron «Egin» y Egin Irratia rompieron en pedazos el espejo que mejor les retrataba. Trataron de cegar la ventana por la que Euskal Herria contemplaba cada mañana, sin filtros ni cortapisas, el transcurrir de una historia cargada de sufrimiento e ilusión a partes iguales. Pero eso, a pesar de la saña y del dolor causado, nunca lo consiguieron, porque no ha pasado ni un solo día sin que esa ventana haya permanecido abierta de par en par. A pesar de la presión de las mordazas, la voz ha sonado alta y clara para quienes la han querido escuchar. Y para el resto también.

«No queremos que se olvide, ni tampoco que vuelva a ocurrir». Éste es el mensaje que sostiene la cita en Hernani. Que no se olvide, porque no hay identidad sin memoria. Que no vuelva a suceder, porque la amenaza persiste y persistirá mientras el futuro de este pueblo esté sometido a los designios de quienes, cuando se miran en un espejo y no les gusta lo que ven, lo hacen añicos a golpe de auto judicial y cerrojo policial.

De momento, y mientras no se le ponga remedio, los recuerdos de aquellos días seguirán asociados a la dura realidad del presente, porque para algunos de los protagonistas de esta historia la pesadilla que comenzó aquella madrugada del 15 de julio, y que tuvo continuación en el macrosumario 18/89, aún no ha terminado. Y, mientras no se le ponga remedio, tardarán demasiado tiempo en despertarse sin que las cuatro paredes de una celda les recuerden que nunca hay tregua para quienes se enfrentan a la injusticia de un poder desbocado por la sinrazón.

El sábado 12 en Hernani habrá espacio para el homenaje, para la reivindicación, e incluso para la nostalgia. Y también para la fiesta. Porque, cuando hay tanto por hacer y amenaza el desaliento, este pueblo acostumbra a sortearlo entre los sones de una canción. O más.

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