Sindicatos advierten al BCE de que los salarios no aceleran la inflación
Los sindicatos europeos agrupados en la CES negaron ayer que los salarios provoquen «efectos de segunda ronda» sobre los precios, como argumenta el Banco Central Europeo. La CES advirtió de que supone un error elevar los tipos para combatir «una imaginaria inflación salarial». El BCE, que suele apelar a la moderación salarial, elevará probablemente mañana los tipos de interés hasta el 4,25%.
GARA |
Dos días antes de que el Banco Central Europeo (BCE) decida una nueva subida de tipos de interés con el argumento de controlar la inflación, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) negó ayer que la evolución de los salarios vaya a desencadenar efectos «de segunda ronda» sobre el alza de precios y advirtió de que elevar los tipos de interés en la eurozona, para combatir «una imaginaria inflación salarial, sería un grave error».
La CES recalcó que una subida de los tipos puede intensificar la desaceleración y la crisis financiera y pidió al BCE que deje de utilizar los salarios como coartada para sus decisiones de política monetaria.
El consejo de gobierno del BCE se reúne mañana y, a la vista de las declaraciones de su presidente, Jean-Claude Trichet, es previsible un aumento del precio del dinero desde el 4% actual. Las intervenciones de Trichet van acompañadas además de recomendaciones para que el aumento de precios no conlleve un aumento de salarios.
Pero según los sindicatos, hay «evidencias aplastantes» de que las negociaciones salariales en curso no van a generar efectos «de segunda ronda».
Así, explicaron que muchos de los convenios colectivos ya cubren el año 2009 y prevén un aumento salarial en torno al 3%, una tasa «más que compatible con el objetivo de estabilidad de precios del BCE».
Destacaron, además, que ese incremento cercano al 3% será tomado como referencia en los acuerdos salariales que deben ser concluidos antes del final de este ejercicio. La CES también recordó que los negociadores tienen habitualmente en cuenta la situación económica y la necesidad de evitar una espiral inflacionista. Respecto a las cláusulas de revisión, a las que también se opone Trichet, precisó que sólo el 17% de los trabajadores de la eurozona se benefician de ese mecanismo.
Sarkozy también critica al BCE
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, pidió el lunes al BCE que piense en el crecimiento económico y no sólo en la inflación, y argumentó que con el alza de los tipos de interés no se hará bajar la inflación provocada por la subida de los precios de las materias primas.
«Que no me digan que para combatir la inflación hay que subir los tipos de interés. Si indexas los tipos de interés europeos sobre la evolución del barril de petróleo, podrás llegar hasta la cima pero no harás bajar el precio del barril» de crudo, afirmó quien argumentó que si se suben los tipos de interés se impide a los particulares y a las empresas invertir y obtener préstamos, pero sin hacer bajar el precio del barril de petróleo.
El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, salió ayer en defensa de la política del BCE y criticó la intervención del presidente francés. «La inflación es la primera amenaza que pesa sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos», dijo flanqueado por el propio Sarkozy tras un encuentro con motivo de la asunción de la presidencia de la UE.
El presidente de la OPEP y ministro de Energía de Argelia, Chakib Khelil, se sumó a las críticas y añadió que si el BCE sube los tipos «también subirá el precio del petróleo». Por su parte, el FMI señaló que muchos gobiernos tendrán que ajustar sus políticas en respuesta a la subida de los precios y la comunidad internacional tendrá que hacer de su parte para atajar esta crisis global. «Algunos países están en un punto crítico», reconoció el director gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn.
Afecta más a los más pobres
El encarecimiento de los alimentos y los combustibles afecta más a los países pobres, que dependen de las importaciones y con problemas en su balanza de pagos, explicó el FMI en un informe. «Si los precios de los alimentos siguen subiendo y los del petróleo se mantienen donde están, algunos gobiernos ya no podrán alimentar a sus pueblos y, al mismo tiempo, mantener la estabilidad de sus economías», señaló el funcionario.
Según el estudio, los precios de los alimentos han hecho que un grupo de 33 países pobres, importadores netos de alimentos, gastaran 2.300 millones de dólares adicionales desde enero de 2007, un 0,5% de su PIB de ese año. En el mismo período, el encarecimiento del petróleo supuso a 59 países pobres, importadores netos de crudo, un gasto extra de 35.800 millones de dólares, el 2,2% de su PIB.
El presidente de la OPEP, Chakib Jelil, afirmó ayer que alrededor del 60% de la subida del precio del crudo en el último año se debe a la especulación de los mercados, en gran medida por la debilidad del dólar, un 20% a razones geopolíticas y el resto a otros aspectos como el bioetanol. Durante el Congreso Mundial del Petróleo, Jelil, reiteró que la actual crisis del petróleo está marcada por los mercados financieros y subrayó que el papel de la OPEP es satisfacer la demanda y no fijar los precios. «Los precios los fija el mercado», precisó. «Necesitamos hacer algo con la geopolítica y el dólar para disminuir el precio. Son riesgos que están integrados en la percepción sobre los precios», explicó Jelil. El presidente de la OPEP pronosticó que los nuevos desarrollos tecnológicos y las inversiones aumentarán la capacidad de producción anual de los países miembros en alrededor en un millón de barriles diarios en los próximos cinco años hasta alcanzar en 2010 el 52% de la demanda mundial, frente al 40% actual. Por el contrario, Jelil criticó las dificultades que encuentran algunos países productores para hacer negocios en otros estados consumidores que «no están tan abiertos ni son tan transparentes».
Por su parte, el director de la Agencia Internacional de la Energía, Nobuo Tanaka, rechazó que el aumento del precio se deba a la especulación y señaló que las tensiones actuales en el mercado de crudo podrían reducirse a partir de 2013 si los gobiernos eliminan las subvenciones al consumo y entran en producción yacimientos en Brasil, Rusia y otras regiones.