Nostalgia prerrevolucionaria
«Sangre de Cuba»
M.I. | DONOSTIA
Los distribuidores se superan a sí mismos, porque el estreno de «Sangre de Cuba» llega con siete años de retraso, sin que se aprecie ninguna razón lógica para su tardía recuperación.
Juan Gerard, perteneciente a una familia de exiliados cubanos, quiso contar a través de una película autobiográfica sus recuerdos de infancia en la isla. Es una especie de versión caribeña de «Cinema Paradiso», en la que el protagonista vive el último año de la dictadura de Batista desde la fascinación que siente por las películas que proyectan en Holguín.
Con el estallido revolucionario, la zona se queda sin luz, por lo que ese niño permanece sin saber el final de su película favorita de Hollywood. Mientras vuelve el suministro eléctrico y comienza el cine ambulante, el pequeño sueña con la protagonista, una heroica azafata encarnada por Doris Day, que se convierte en su musa y hada madrina. Le será de gran ayuda para afrontar una convulsa realidad que no entiende, menos aún a raíz del exilio de su propio padre.