Maite SOROA | msoroa@gara.net
El castellano, acosado
Entre los nuevos teóricos del nacionalismo friki hispano se cuenta un antiguo dirigente de los Grapo reconvertido a la derecha montaraz y que se dedica a reescribir la historia desde «Libertad Digital». Pío Moa emplea su tiempo en limpiar pecadillos del pasado con una frenética actividad antivasca, antigallega y anticatalana.
Ayer, en relación a la última alucinación de Pedro J. y compañía advertía que «con su victimismo habitual, envoltorio de una ciega agresividad, los separatistas acusan a los firmantes del manifiesto por el idioma común de odiar y perseguir las lenguas regionales españolas». Y para demostrar lo contrario sentenciaba que «si dichas lenguas son cooficiales en sus comunidades y vehículos de la enseñanza, se debe a un esfuerzo democrático, y no a unos separatistas cuya oposición a Franco fue irrisoria». O sea, una graciosa concesión. El párrafo que sigue parece extraído, de forma literal, de la Enciclopedia Alvarez -¿la recuerdan?-: «El hecho es que tenemos un idioma de origen castellano, pero enriquecido por las contribuciones de todas las regiones y de los países hispanoamericanos, y que ese idioma supone una riqueza extraordinaria para cada una de las partes de España». Y sentencia que «la cultura catalana y la gallega, no digamos ya la vasca, se han expresado mayormente en el idioma común o castellano, y en él se ha escrito lo más y probablemente lo mejor de sus literaturas. Pero los secesionistas pretenden nada menos que mutilar las culturas regionales de sus productos más valiosos, declarando 'extranjera' o 'impropia' la lengua que permite a sus paisanos comunicarse con los demás españoles». Como pueden comprobar, no sale del tópico.
Para explicarse mejor, atribuye a vascos, gallegos y catalanes que «para justificar tal chifladura pregonan que sus lenguas particulares están perseguidas y en serio peligro». Y a renglón seguido niega la evidencia: «¿Corren peligro real los idiomas regionales? Difícilmente, pues consiguieron mantenerse y producir una literatura de considerable interés durante el período franquista, cuando no se los admitía en la vida pública ni en la enseñanza oficial ... El peligro mayor para esos idiomas proviene justamente de sus pretendidos defensores, que los convierten en vehículos del embuste y los llenan de bazofia ideológica al modo como los nazis estropearon el alemán o los soviéticos el ruso con sus lenguas de palo». ¡Lo que hay que hacer para que se olviden los pecadillos de juventud!